El tacto en los bebés

Por José Luis @jluis8

Siguiendo el hilo de los sentidos, vamos a acabar con el útimo que nos queda, pero no por ello menos importante, cada uno es igual de importante que el otro para ayudarnos en nuestra vida y aprendizaje para relacionarnos en el entorno. Como es habitual desde el blog de lacestitadelbebe.es siempre intentamos ofreceros información importante para el conocimiento y correcta estimulación de los bebés

Sin más preámbulos vamos a ver este importante sentido, el tacto. Tras el parto es importante que el bebé este en contacto con la mamá, piel con piel y así se sienta arropa y seguro y con ganas de alimentarse. Este contacto empieza a crear el afecto con la mamá, la siente, le da calor y mucha seguridad. Se le nota en la respiración y notan los latidos del corazón de la mamá. Es una de sus primeras experiencias fuera del vientre de la madre que le ayuda a estar tranquilo, ya que son sensaciones parecidas a las que sentía cuando estaba dentro.

Será una experiencia beneficiosa para ambos, bebé y mamás, ya que la progenitora también sufrirá el efecto tranquilizador de este afectivo contacto, acariciarlo y estar contacto con tu bebé y compartir esos buenos momentos.

Tras el nacimiento, los bebés ya tienen completamente desarrollado el sentido del tacto. Otro sentido que es muy importante para conocer el mundo y poder interactuar con él, pero todavía no han tenido tiempo de llevar a cabo muchas experiencias. De hecho, antes de poder ver bien, los bebés interactúan de forma fundamental con el tacto. Ya que en el momento de nacer ellos pierden el contacto con su medio líquido en el que hallaba sumergido y es la primera vez que sufre esa sensación de estar desnudo al estar en contacto con el aire de fuera.

De esta forma es primordial que tras el nacimiento se lave y se seque correctamente su piel húmeda, por normal general se realiza envolviéndolo con un suave arrullo que está preparado y calentado para que se encuentre a una temperatura templada con un tejido de algodón. De este modo deberemos ponerlo inmediatamente en los brazos de mamá, favoreciendo el contacto con la piel de la madre, unido a su olor y voz que reconoce de inmediato. Este contacto es muy beneficioso para el bebé y le ayuda a estar más tranquilo, comer y dormir su primer sueño fuera del vientre.

Tenemos que recordar que este proceso del contacto favorecerá que el bebé esté más alerta, es decir más despierto. De esta forma los bebés que están más en este estado aprenden más rápido, ampliándose mientras esta cerca de sus papás y mamás y viendo la admiración profesada por todas esas personas que lo quieren.

Creando lazos afectivos

Los efectos del tacto son más profundos de lo que sólo significa tocar la piel del bebé, le beneficia mucho mentalmente. Fomentando de esta forma sus seguridad y bienestar emocional.

Como hemos comentado estar en brazos de su mamá al bebé le confiere mucha seguridad, se siente bien, reviviendo esa grata experiencia que sentía cuando estaba en el útero. De esta forma para obtener protección, calor y alimento y de esta forma subsistir, depende de su mamá y papá. Así siempre buscará atraer la atención mediante el llanto, que es su única manera de quejarse o demandar comida. Por esta regla cuando está en brazos se relaja, acepta caricias, alivia tensión come y no llora, está aprendiendo de estas nuevas experiencias y emociones.

Mediante el tacto recibimos gran cantidad de información y es de vital importancia para el bebé, ya que como su vista no es muy buena se ayuda para localizar objetos y personas. La sensibilidad al dolor le permite saber lo que hace daño y así aprende a evitarlo. Lo mismo con el calor, mediante la sensibilidad sabe si hace frío o calor o si un objeto está fresco o demasiado caliente y por lo tanto aprende de esta experiencia. Poco a poco con estas sensaciones y el aprendizaje de los movimientos irá aprendiendo a abrir y cerrar manos, patalear o ir girándose.

Sintiendo

El lenguaje corporal es muy importante en nuestra relación con el mundo, de esta forma el bebé nos mostrará si tiene frío o calor. Por ejemplo un bebé que esté convenientemente abrigado dormirá más, alargando sus brazos y piernas para sepáralos del cuerpo y así disipar parte del calor corporal. Por el contrario si siente frío, es normal que tienda a despertarse más fácilmente y moverse más para generar calor. Siempre hay que evitar un exceso de abrigo ya que puede favorecer la muerte súbita del lactante o generar excesiva sensación de sed, que puede llevarle a una híper alimentación. La consecuencia será que  aparezcan erupciones en la piel debido a una sudoración mayor.

Recientemente nuevos estudios indican que los bebés pueden distinguir entre lo caliente y lo frío y tener preferencias. Se realizó un experimento que consistía en colocar un vaso caliente y un vaso frío en la mejilla del bebé. La respuesta fue rápida e instintiva, con el caliente se giró con la boca abierta buscando alimento, mientras que con el frío no le agrado y retiró la cara de su contacto. De esta forma a los pocos días de vida los bebés van desarrollando y mejorando su sensibilidad térmica en las manos.

Cuando algo no va bien

Muchas veces por distintos motivos el bebé experimentará dolor, con el tiempo irá memorizando cada sensación e ir vinculándola con lo que necesita. Pero por ahora su forma de mostrar su malestar será mediante el llanto, llorara más fuerte con tu tono más grave que el que utiliza normalmente para pedir comida. En este sentido no nos quedará otra que tomarlo y darle contacto y afecto y si sabemos que son por cólicos siempre podemos darle un baño calentito o bien un suave masaje en círculos en su tripita.

El tacto de sus manos

El bebé ya formado en el vientre de su madre no para de moverse y está constantemente tocándose con las manos el resto de partes de su cuerpo, la cara, cuerpo y piernas. Su curiosidad le lleva también a tocar todo lo que hay a su alrededor dentro del útero y por supuesto el cordón umbilical. Tras el nacimiento sigue alargando los brazos para tocar las cosas de su alrededor, pero sigue dando palos de ciego. Así que cuando agarra algo es por el reflejo, como cuando os coge el dedo con su manita.

Conforme crece y tras las diez primeras semanas ya será capaz de distinguir todo lo que pase por sus manos. Y es a partir de los tres meses cuando comienzan a desarrollar su capacidad prensil de verdad con sus manitas. Los bebés tenderán a chupar todo, de esta forma van descubriendo nuevas cosas y además se calman chupándose las manos o los dedos, sobre todo cuando empiezan con la dentición y por tanto con excesiva salivación.

Mantener el contacto

En el caso de tu bebé haya sido prematuro, el tacto para ellos es un estímulo genial que les ayuda para aumentar de peso más rápidamente. Fomentando que coman más y mejor y además se reduzca su estrés.

También les irá genial darles suaves masajes no tiene por qué ser tras el baño. Les reduce el estrés calmándolos, favorecen la salud emocional y además mejora la relación entre la mamá y el bebé fomentando el apego.

Tacto sí, pero con cuidado

Y es que a medida que el bebé va creciendo, va aprendiendo a ir canalizando y regulando sus sensaciones y a elegir lo que mejor se adapta a sus necesidades. Las caricias y el contacto suave son muy favorables, ahora el será quién lo busque moviendo brazos y piernas mediante excitación o el llanto. Así el contacto les sumirá en un estado de bienestar que mostrarán mediante gorgoritos e incluso mediante sonrisas.

Mediante el tacto, ya conocerá formas, texturas, dureza, temperatura eligiendo siempre lo que ellos prefieren y haciéndolo saber, para futuras ocasiones.

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