Vamos a seguir con el examen de esta maravillosa obra de arte que son los tapices llamados “de la Dama y el Unicornio”, expuestos a día de hoy en el Museo de Cluny o de la Edad Media de París (Francia). Ya he examinado los correspondientes a la vista, el tacto, el gusto y el oído. Nos queda, por tanto, el del olfato que trataremos en esta entrada y el enigmático “A mon seul desir” (A mi sólo / único deseo) que dejaré para la última entrada de la serie.
Tiene 3,60 metros de ancho y 3,10 de alto/largo.
La dama trenza una corona con los claveles escogidos de la bandeja que le va pasando la señorita. Un mono en la parte trasera lleva una rosa a su hocico, refozando así el sentido de la alegoría. El león y el unicornio están de pie pero un parecen un poco congelados en esa postura, llevando en bandolera el primero un escudo, el segundo un objetivo (*). Las ropas de la dama y de la señorita están recogidas y dejan ver la ropa que llevan por debajo, la cota o túnica. Una cofia corta, con rejilla de perlas y bordada con piedras preciosas y perlas, esconde casi totalmente los cabellos de la dama mientras que el peinado de los de la señorita los ha colocado en los lados en mechones gruesos sostenidos por cintas y recubiertos sólamente por una pequeña diadema móvil.
(Explicación traducida de la que tiene el propio Museo de Cluny expuesta).
Recordemos la existencia de otra serie de tapices sobre unicornios llamada “La caza del Unicornio”, que perteneció a la familia de La Rouchefoucauld (la familia del autor de las Máximas -FR- y –ES-) y que hoy se pueden ver en el Museo MET.
(*) El objetivo es un escudo ligero y resistente, usado generalmente por la caballería pero también por ciertos soldados de infantería.
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