Para los que entonces no habíais nacido, para los que vestíais pañales, para los que ahora sois unos adolescentes arrogantes, radicales y bastante tontos (como los describe hoy Almudena Grandes); para los que creéis que todos los políticos son iguales e igualmente corruptos... os contaré lo que sé de un hombre singular.
Era abulense, de Cebreros, castellano como yo y paisano de un pueblo cercano a la Sierra de Gredos donde yo pasé muchos campamentos juveniles. Por eso, quizá lo sentía cercano. Era joven, un guaperas, una poco cluleta (cluletón de Ávila, le llamaban sus paisanas), con un encanto personal y una capacidad de seducción reconocida incluso por sus más acérrimos enemigos polítcos.Era un vocacional de la política; un personaje que, ya desde niño, quería ser "presidente del gobierno", un paciente escalador de puertos políticos, una persona que amaba lo que hacía, un hombre que abandonó su actividad pública precisamente porque la amaba. Fue el tapado del Rey, la sorpresa de todos, el "¡Error, que inmenso error!" que publicaron los periódicos al conocer su nombramiento. Y durante años, el encantador de serpientes, el tahúr del Mississipí, que aceptó jugar con todos y repartió cartas sin marginar a nadie, el que echaba órdago tras órdago en una complicada partida de mus con unas cartas dudosas ante jugadores armados de pistolas, prestos a la traición o preparados para la trampa..
Era yo entonces, un joven también un punto arrogante, un poco radical y muy tonto. Estudiaba magisterio, carrera elegida por eliminación de las que me gustaban (periodismo, ingeniería). Franco acababa de morir y aún impresionaban las largas filas que visitaron su capilla ardiente (acaso como ahora con Suárez). En aquellos años había leído Cuadernos para el Diálogo, yentonces coleccionaba los semanales de Cambio16. Asistía a la salida del primer número de un nuevo periódico: El País. Escuchaba en los altavoces de los parques "Libertad sin ira" del grupo Mocedades. Participaba en concentraciones pro autonomía soñando una Castilla Comunera. Fotografiaba con mi retinette manifas, enventos y actos culturales con vocación de notario ante la historia de una España que se transformaba. En mi escuela editaba con otro compañero una revista clandestina. Iba a los cineclubs a ver películas de arte y ensayo. Visionaba certámenes de cine revolucionario latinoamericano. Me sentía fascinado por los fotomontajes casi clandestinos anticapitalistas como "La Isla", una didáctica descripción de los abusos del capital con la canción de Victor Jara de fondo: ¡A desalambrar!. Compraba las cintas de ese cantautor recientemnte martirizado y caminaba entre el frío de la mañana burgalesa camino de la Escuela Normal tatareando "Te recuerdo Amanda". Asistía a los conciertos de Aute soñando con Albanta. Me desgañitaba con Queen, me abstraía con Wakeman, gozaba con Jethro Tull...
Un hombre del Movimiento, un tal Suárez, era elegido por aquel entonces para presidente de un gobierno que estaba llamado a gestionar la transición en España. Nadie daba un duro por él. Algunos, los que anhelaban su puesto o los de su cuerda, le miraban con resentimiento; otros con desconfianza. Muchos le consideraban un advenedizo sin mérito alguno, quizás algún enchufado inexplicable del Rey. Durante aquellos años desplegó unas habilidades insospechadas para establecer consensos, para el trato a ras de tierra, desplegando sencillez y cordialidad. Logró pactos esenciales y necesarios para el desarrollo social de España. Bajo sus presidencia se elaboró una Constitución aceptada por la mayoría, incluso por los más recalcitrantes. Se legalizaron partidos malditos, se excarcelaron presos, se convocaron elecciones democráticas... la tarea democrática realizada bajo su presidencia es extraordinaria, tanto es así que hoy en día es unánime su admiración e influencia en el mundo entero (basta ver los mensajes publicados al efecto por personalidades de todo el mundo)...Él, sin embargo, fue dejando en cada paso una parte de sí, incluso de su compañía, hasta quedarse solo. Y, cuando ya no tenía políticamente nada que ofrecer (hoy pensaríamos de forma muy diferente), supo abandonar el barco, dimitir a tiempo. Como guinda en el fin de su ciclo, en el día que se oficializaba su renuncia, un grupo de militares le encañonó y le ordenó que se tirara al suelo. Su postura firme, su figura alzada, el ¡Cuádrese! con el que respondió al Coronel Tejero dejaron en la retina de todos los españoles la imborrable imagen de la resistencia al empleo ilegal de la fuerza, de la dignidad ante el atropello, de la valentía. Su figura, como el sol en el ocaso, se engrandecía poco antes de apagarse.
Dicen los que le conocían que uno de sus poemas favoritos, recitado a sus íntimos muchas veces en sus últimos años de consciencia, era "If" de R.Kiplin. ¡Que acertado me parece! Cuando el mundo se viene abajo, qué generosamente humano es saber permanece con la cabeza tranquila, sabiendo que cumpliste con tu deber (al denostado presidente Zapatero le dediqué un artículo soportado por este mismo poema, pues en mi opinión su situación tiene cierto parecido).
Después, en un último intento de continuar con una vocación que le empujaba, fundó un partido político. Aún resuena en mi cabeza aquella música pegadiza, ¡Y vente al centro!, de la campaña. Recuerdo que voté por él en las primeras votaciones de mi vida. Sin embargo, su figura fue apagándose, incluso llegó un momento en que se borró hasta el recuerdo de la luz. Cuando no quedaron recuerdos, aún conservó los sentimientos: sonreía, respondía al afecto y al cariño.
Cuenta mi hermano Javi que en una ocasión le vieron salir de una iglesia. Había estado rezando. Recuerdo incluso que les explicó que había estado rezando por España. Bien pudo ser. Yo, por mi parte, conocí a uno de sus hermanos.Fue hace unos diez años, en unas fiestas de Palomares del Campo. Apenas hablé con él y me hubiera gustado hacerlo: tenía curiosidad por saber de aquel hombre que fue tan importante y ahora dormía en el olvido.
Cuando observo el panorama político actual y la imagen que tenemos de nuestros políticos no puedo evitar contraponerla con la de este hombre inteligente y astuto, sociable, cercano, sencillo en el trato, fotogénico a rabiar, servidor del Estado que terminó su carrera política tan pobre como entró, con un puñado de amigos nuevos (que lo reconocieron en secreto) e innumerables y públicos enemigos. ¿Algún parecido con la actualidad? Aún está caliente su cadáver y ya están los veladores acercando el ascua a su sardina (algunos a su "sardana").
Yo, adolescente entonces, fumé los únicos cigarrillos de mi vida en aquella época. ¡Cómo me hubiera gustado fumar con él uno de aquellos cigarros charlando unos minutos, en la soledad de su despacho, hablando de tantas cosas...! Creo que este deseo no lo tengo con ninguno de los políticos actuales: ¿Por que será?
Para él, su poema favorito de los momentos difíciles. Un poema que leí muchas veces en mi juventud. Todo un tratado de conducta para honrados perdedores.
Si... Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,cuando todo a tu lado es cabeza perdida.Si tienes en ti mismo una fe que te niegan,y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera ;si engañado, no engañas, si no buscas más odio,que el odio que te tengan...Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres ;si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo ;si piensas y rechazas lo que piensas en vano.Si tropiezas el Triunfo, si llega tu Derrota,y a los dos impostores les tratas de igual forma.Si logras que se sepa la verdad que has hablado,a pesar del sofisma del Orbe encanallado.Si vuelves al comienzo de la obra perdida,aunque esta obra sea la de toda tu vida.Si arriesgas en un golpe y lleno de alegríatus ganancias de siempre a la suerte de un día ;y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,y se agarren contigo cuando no quede nadaporque tú lo deseas y lo quieres y mandas.Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud,Si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.Si todos te reclaman y ni uno te precisaSi llenas el minuto inolvidable y cierto,de sesenta segundos que te lleven al cielo...Todo lo de esta tierra será de tu dominio,y mucho más aún : serás Hombre, ¡hijo mío !