'El taller de los libros prohibidos', Eduardo Roca

Publicado el 04 julio 2011 por Carmina


Como habréis podido notar, mi tiempo se ha reducido drásticamente, no sólo no puedo editar entradas como antes, si no que me cuesta dios y ayuda pasar por vuestros blogs, el culpable de todo esto, es mi traslado a la playa, allí no tengo internet, y las pocas horas que estoy en casa las tengo que aprovechar con los estudios y los cursos on line que me están obligando a hacer. Para los curiosos sigo leyendo, a una velocidad más bien lenta, pero sigo disfrutando de buenas historias, sobre todo novela histórica, porque me sirve para preparar la parte de cultura general de las opos que tengo entre manos.
Lo primero que tengo que decir del libro es que me ha gustado muchisimo y que me ha reconciliado definitivamente con la novela histórica, y es que encontrar un libro de este género bien ambientado en el que disfrutes leyendo es complicado, unos ficcionan demasiado y otros ponen tantos datos históricos que terminan haciendo un libro muy aburrido con el que el lector no empatiza.
Pero lo mejor es ir por partes, diseccionar la novela y ver los pros y los contras si es que los tiene porque yo no he sido capaz de encontrarlos, me ha entretenido y me ha enseñado por partes iguales, si acaso la cogí en una mala época y la arrastré como un mes, pero no porque no me resultara atractiva, si no porque mi tiempo para leer se esfumó, y tan solo disponía de unos escasos minutos diarios, el día que podía disponerlos.
Ambientación:
Comienza la historia con un episodio que podemos llamar aislado y que después encaja en el puzzle, sin embargo te deja durante muchos capítulos pensando cuando seguirá ese comienzo, que dicho de paso no continua en ningún momento, solo nos sirve para situar a unos ciertos personajes que aparecen en la novela, una especie de marginados que son protegidos por un mecenas, así y todo hasta bien avanzado el libro no llegas a unir a unos y otros.
Ambientada en la Colonia del año 1430, la novela esta muy bien documentada, es fácil a través de la lectura hacerse una idea de esa sociedad en la que los gremios tienen un papel preponderante, en la que los señores feudales van perdiendo poco a poco prerrogativas, y los comerciantes van ganando un papel importante para el desarrollo de las ciudades.
También la iglesia va perdiendo ese poder que tenía al principio de la edad media, ese oscurantismo que hacía que todo girara en torno a Dios. Las Universidades tienen ya un papel entre la gente de dinero, sobre todo hombres. Entre la clase baja hay pocas mujeres que sepan leer y escribir y también pocos campesinos, eso le conviene a la Iglesia, al igual que los textos estén en latín.
En este marco encontramos a un grupo de eruditos que a escondidas sueñan con un mundo en el que la gente pueda acceder a la cultura, un mundo abierto, sin los miedos que la Iglesia inculca a los campesinos, un mundo mejor según ellos. Sin embargo les toca mantenerse en la clandestinidad no en vano sus actividades son ilegales.
"No se reunían para cambiar el mundo. Ellos ya vivían en un mundo diferente, habitados por los libros y el saber, sin más dioses que el progreso y la búsqueda. Ya no consideraban que Dios fuese el centro del Universo, si no que el centro del Universo era el hombre y su capacidad para cambiarlo."

Los libros tienen un protagonismo indiscutible, aunque alrededor de gremio de los escribas se movían otros gremios y todos son descritos con guante blanco. No es complicado pasearse por el obrador de Nicholar Fisher, ni por el taller de orfebrería de Ernest Blumm, los dos descritos de forma más profusa, pero tampoco lo es sentir el olor a cuero repujado el taller del maestro peletero, ni pasearse por los oscuros túneles habitados por escribas oscuros que se dedican a reproducir libros prohibidos.
La novela no deja nada al azar constatamos como los poderosos se enriquecen a costa del hambre y la muerte de los más humildes, las artimañas para hacer subir el precio del trigo, la mezquindad de los maestros artesanos, el poder del arzobispo de Colonia, su rivalidad con el poder civil encarnado en el alcalde, el funcionamiento de una ciudad desde la parte administrativa, hasta la sancionadora, pasando por la caridad de algunos curas que van contra las riquezas de la iglesia y se apiadan de los menesterosos, son los mínimos, pero tienen su protagonismo. Nos pasea por la opulencia de los palacetes, de los torneos, las cacerías, pero también por la miseria de las calles, de los mercados, de las leproserías, todos los personajes tienen cabida en esta novela.
El peso de la historia recae en la ciudad de Colonia pero no es la única ambientación, también se desarrolla parte de la trama en España, y en Estrasburgo, la presencia de comerciantes da exotismo a esta novela, el comercio a través del Rhin daba a la ciudad mucha vida y sobre todo la cultura llegaba de forma clandestina, pero llegaba.
A pesar de estar bien documentada no se hace pesada la lectura y a ello contribuyen los diálogos, y la forma de redactar del autor, sencilla con toques de poesía, con gran profusión de personajes pero todos bien dibujados, con hechos, con títulos de libros...
Personajes:
Muchos y muy diversos, casi todos descritos con guante blanco, el peso de la historia lo llevan Lorenz Block y Erica, puesto que sin su invención no habría historia que contar, sin embargo para hacer posible esta novela hay un sinfín de personajes y todos ellos tienen un peso especifico en la obra, de todos ellos nos da cuenta el autor en un momento determinado, conocemos su físico y su moralidad, sus pensamientos más intimos, sus sufrimientos y también sus dichas. Su lado generoso y su lado mezquino.
Si hay un personaje que me ha caído desde el principio mal ese es el arzobispo Dieter Von Morse y cuando más descubría sobre su persona, más repelús me daba, no podía entender su ansía de poder, esa prepotencia, ese saltarse las normas que imponía a otros, esa maldad que emanaba de él cada vez que veía amenazado su estatus.
Con Lorenz Block y su hija Erica he empatizado muchisimo más, gente humilde y trabajadora que intenta conseguir alimento para el día a día y ayudar a sus vecinos más desfavorecidos. Erica siendo una niña lleva la casa, recuerda a su madre e intenta que su padre sea feliz, tarea nada fácil. La niña es tremendamente madura, con un padre despistado que a penas se cuida a si mismo, tiene que desplegarse y llegar a lugares insospechados para una muchacha de sus edad, a la que veremos hacerse mujer y enamorarse. En la vida de estos dos personajes entra una mujer, a la que veremos en su doble personalidad, Olga o Ilse, según el espacio en el que se mueva. Me conmovió la historia de esta chica, empaticé más con Oga que con Ilse y no entendí muchos comportamientos de esta, al final fue el personaje sacrificado por el autor, pero ya había dado mucho de sí.
Otro personaje importante es Nicholas Fisher, el enigmático maestro del Obrador copista, tan admirado como temido. Un personaje con muchas sombras y luces, más de los primero que de lo segundo, siempre en una posición ventajosa, nadando y guardando la ropa, consiguiendo el favor de todos los poderosos, sin que ellos sospechen que esta jugando a varias bandas, realmente llegué a admirar y a odiar a este hombre por partes iguales. Quizás lo que menos le perdone fue esa dependencia del poder que convierte a este hombre en un tirano, su amistad con el alcalde le lleva a intrigar en exceso y a perder el favor de su único hijo.
Por ultimo me gustaría destacar al grupo de eruditos, tan bien dibujados como el resto de los personajes, y entre ellos al cura revolucionario Martin Wharheit, a Johann Buchman el librero que nos regala perlas de gran calado y a Yago un comerciante enamorado de la literatura y el saber, no son los únicos, pero si los más destacados...
Impresiones:
El libro con más de seiscientas páginas se lee solo, porque el ansia de saber que pasa con los personajes y con el invento de Lorenz te lleva a pasarlas de una forma rápida. La novela esta estructurada en cuatro partes, y en cada una de ellas uno de los personajes tiene más peso, sin ninguno actuar de mera comparsa en ninguna de ellas.
Me gusto la dedicatoria, no todos la saben cuadrar, estas al menos a mi me incito a leer, a querer bucear entre sus páginas para ver que me encontraba, y he de decir que esta muy en consonancia con lo que me he encontrado en la la novela.
" A quienes sueñan en grande y hacen posibles los sueños de otros. Al mañana..."
Recomiendo una lectura reposada para disfrutar de este libro, y de la historia que nos propone, que como amantes de las letras no podremos menospreciar, porque sin las ideas y la valentía de aquellos que mecanizaron la escritura hoy no podríamos acaparar libros, ni tener listas infinitas, ni soñar con otras culturas, ni vivir en un mundo diferente con cada ejemplar. No se si será una lectura de verano o de otra época del año, pero independientemente de cuando decidas leerla creo que es un valor seguro, un libro que te hará indignarte, reír, llorar, y sobre todo aprender de una forma amena, ojala en mi época hubiera tenido tan buena novela histórica, seguro que la asignatura hubiera sido más placentera de estudiar.