Varios estudios realizados con adultos muestran que utilizar una vajilla más pequeña puede contribuir a que las personas comen menos cantidad y se sientan saciadas antes, pero hasta ahora no se había realizado un estudio con niños para determinar si la vajilla más pequeña también condicionaría su apetito. Hoy conocemos un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), para determinar si el tamaño de la vajilla puede condicionar la alimentación infantil.
Los investigadores explican, en base a los resultados obtenidos, que unos cuencos o platos más pequeños para tomar, por ejemplo, leche con cereales, podría contribuir a reducir la cantidad de comida que ingieren los niños y a desarrollar una estrategia que permitiera reducir la obesidad infantil. En un primer experimento se proporcionó a dos grupos de niños de preescolar cuencos con distintas capacidades, de 226 gramos y 453 gramos. Posteriormente sirvieron a los pequeños leche con cereales, cada vez que vaciaban el bol se les preguntaba si querían más, por lo que se les volvía a llenar el cuenco hasta que los niños manifestaban sentirse saciados y no querían más.
Los resultados son sorprendentes, los niños que tenían el cuenco más grande pidieron un 87% más de leche y cereales. Hay que decir que en estos resultados no afectó a la cantidad de comida que ingirieron, ni el sexo ni el peso corporal. En una segunda parte del estudio se trabajó con 18 escolares de primaria repitiendo el mismo experimento, los niños comieron sobre una mesa que estaba preparada, es decir, debajo de cada cuenco estaba camuflada una balanza para conocer exactamente la cantidad de alimento que ingería cada uno.
De nuevo, los que tenían el cuenco más grande habían comido más cantidad, los niños pidieron un 69% más de leche y cereales que los que tenían el cuenco más pequeño, un 52%. Es decir, los niños que tenían el cuenco más grande llegaban a pedir casi el doble de su capacidad, por lo que se incrementaba significativamente la cantidad de comida que ingerían. Ante estos resultados, los investigadores recomiendan utilizar una vajilla más pequeña como parte de la solución para reducir la ingesta calórica de los niños que lo necesitan.
Como decíamos, el patrón en los adultos es el mismo que en los niños, comer en platos más pequeños provoca despertar antes la sensación de saciedad, incluso si se repite, no se llega a comer tanto como si el plato fuera más grande. Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la Universidad de Cornell.
Foto | lincoln-log
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El tamaño de la vajilla puede condicionar la alimentación infantil