El tarot: ¿de dónde viene y qué significa?

Por David Ormeño @Arcanus_tco

¿Qué es? ¿Cuál es su historia? Dejando a un lado la charlatanería, hoy nos adentraremos en la historia y significado de las cartas de un juego muy popular, con profundos alcances, pero que en realidad pocos se han dado el trabajo de conocer en detalle.

Un clásico: "Señora Zoila, lee tarot, une y desune parejas, le cambia el color de los ojos, etc.". O sea, obvio que lo hemos visto en alguna parte, en especial arriba de los postes de luz (¿por qué eligen ese lugar? Misterio místico...). Algo deben tener estas cartas, que aparte de los adivinos de turno, han inspirado a personajes tan diferentes como Carl Jung, Salvador Dalí, y André Bretón, entre otros, así como infinitos ensayos sobre tarot y semiótica, psicología, etc., etc.

Pero bueno, ¿qué es el tarot?, ¿de dónde viene, cuál es su historia?, ¿qué significan las dichosas cartas? Hoy en El Definido, resolveremos esas dudas y más. ¡Allá vamos!

Historia del tarot (en 2 minutos)

Antes de empezar, les cuento que no voy a hablar ni por un segundo de las presuntas capacidades predictivas del tarot, las que muchas veces, es claro que se deben al efecto Forer, que les explicamos en esta nota. Más bien, acá vamos a satisfacer otro tipo de curiosidad... qué significan los monitos en las cartas, y cuál es "el sistema", por ejemplo. ¡Ya lo verán!

Las primeras cartas para jugar, llegaron a Europa en la segunda mitad del siglo 14, provenientes del Medio Oriente, y fueron creadas en China, unos 300 años antes. Originalmente, tenían cuatro "pintas": el taco o bastón de polo (o sea, los bastos), monedas (o sea, los oros), espadas y copas. Como vemos, esa división de cuatro se ha mantenido hasta nuestros días, en los naipes tradicionales. ¡De hecho, es la misma división existente en el "naipe español"!

Pero me desvío del tema.

Después de un tiempo, ya habían aparecido cartas extra, o "triunfos". De hecho, ya en 1425 hay descripciones de estas cartas. Se trataba de distintas figuras, usualmente pintadas a mano, por lo que al comienzo, sólo las personas con dinero podían acceder a ellas. Pero evidentemente, las cosas cambiaron tras la introducción de la imprenta en Europa.

En un principio, representaban distintos conceptos: dioses griegos, virtudes cristianas, etc. Durante la primera mitad del siglo 15, se estabilizaron en los símbolos conocidos actualmente, y en una cantidad precisa: 22. Una de esas cartas, no tenía número, y es el antepasado directo del "comodín" o "joker" en el naipe inglés. Y además, en esa época, el juego adquirió también su nombre: tarot.

Durante los primeros siglos, los naipes del tarot se utilizaban para juegos de azar, por lo que fueron prohibidos en numerosos lugares. Por aquí y por allá, se usaban para la adivinación, pero no como ahora. Sin embargo, en 1781, las cosas cambian radicalmente. Ese año, Antoine Court de Gébelin, publica un ensayo fundamental que cambia para siempre la forma en que se le veía. En él, indica que sus cartas tienen relación con los misterios egipcios, y asocia sus símbolos a la tradición esotérica occidental. Y ahí queda la grande, porque viene un auge inmenso de lecturas de tarot, de adivinación, etc. O sea, en ese momento nace el tarot tal como lo conocemos hoy.

¡Ah! ¿Y el nombre? Aparentemente viene de la palabra " tarocco", que era un juego practicado con estas cartas a comienzos del siglo 15, en Boloña, y que aún se practica. "Tarocco", se convirtió en "Tarock", y en "Tarot". Sobre la palabra Tarocco, existe una amplia discusión etimológica, que pueden consultar aquí. Incluso, algunos lo relacionan con el famoso cuadrado Sator, pues la expresión "Rota", al repetirse, genera la palabra "Tarot" (¡miren! Rotarotarotarota :O )

La baraja de tarot

A las cuatro pintas de tarot, se les llama Arcanos Menores, y a las cartas especiales, Arcanos Mayores. Generalmente las personas que se ponen en las calles a sacar la suerte, usan los últimos.

Ahora bien, las cuatro pintas, son casi iguales al del naipe inglés o español: tienen un as, los números del 2 al 10, y luego una sota, una reina y un rey. La única diferencia, es que también tiene un "caballero", que es un monito de un señor a caballo. Y se dividen en bastos, oros, espadas y copas.

Los Arcanos Mayores son 22 monitos, que incluyen uno sin número, que se llama "El Loco", y otro sin nombre, que es el número 13 y es un esqueleto con una guadaña (¡que miedito! pero no teman, no significa nada malo.).

Según los expertos, todas las cartas funcionan como un gran sistema, donde se interrelacionan los cartas "normales" (o sea con pinta), con las otras cartas, que son las que en definitiva dan sentido a la baraja. Claro, porque sin esas cartas, sería básicamente un naipe español, y no tendría tanta gracia.

El significado de las cartas

Acá viene la parte interesante. Desde Court de Gébelin en adelante, comenzó la tarotología, o sea el estudio de estos naipes, en general desde un punto de vista adivinatorio, el que a su vez, tomaba sus significados de los estudios más místicos o espirituales de las cartas. ¿Cómo es eso? Lo que pasa es que con el tiempo, se terminó asociando el significado de la baraja, con la Cábala hebrea, que es una disciplina espiritual y mística muy antigua y profunda.

Explicaré brevemente lo que significan en general las cartas, según esta fuente y esta otra fuente, pues yo no me dedico a vivir de estas cosas... (Tarot Alvaro, llamen al... ¡ooops, perdón, me contagié!).

Las pintas: cada una se refiere a un aspecto del ser humano. Los oros, a lo concreto y material; las copas, a lo emocional y creativo; las espadas, a lo intelectual y la toma de decisiones; y los bastos a lo vital. Se combinan con los números, cada cual con su significado.

En forma muy, muy amplia, uno puede decir que mientras mayor el número, mayor la intensidad. (O sea, por ejemplo un 9 de copas habla de una mayor intensidad en lo emocional, que un 3 de copas). El caballero se relaciona con la manifestación material, la reina, con el aspecto vital, y el rey, con lo espiritual. Finalmente, las sotas se refieren a la variación, a las posibilidades, y simbolizan la evolución de un aspecto a otro de lo humano, o sea, el cambio de una "pinta" a la otra. ¡Obviamente da para mucho más!

¡Ah! Y si una carta está dada vuelta, no significa algo malo por sí mismo. Más bien, se refiere al aspecto "negativo" del significado de la carta, ya sea por exceso o por defecto. Por ejemplo, la "carta sin nombre" se relaciona con el cambio. Si sale al revés, aludiría a un miedo al cambio, o a un cambio excesivo.

Los arcanos mayores: Cada uno tiene un significado por sí solo. Como son 22, lo que haré, será mencionarlos, y poner entre paréntesis el concepto básico que representa, ¿ya? ¿listos? Aquí vamos:

Sin número. El Loco (creación). 1. El Mago (inspiración, conciencia), 2. La Papisa o Sacerdotisa (el subconsciente), 3. La Emperatriz (primavera, vida, imaginación), 4. El Emperador (razón, control, orden), 5. El Papa o Sumo Sacerdote (aprendizaje, intuición, autoridad), 6. Los Enamorados (belleza, amor universal), 7. El Carro (avance, voluntad), 8. La Justicia (equilibrio, justicia), 9. El Ermitaño (sabiduría, introversión, prudencia), 10. La Rueda de la Fortuna (karma, equilibrio en movimiento), 11. La Fuerza (valentía, libertad, autodominio), 12. El Ahorcado (experiencia, caridad, actuar justo), 13. Arcano sin nombre (cambio, renacimiento), 14. La Templanza (templanza, espiritualización), 15. El Diablo (lo instintivo, visceral, las apariencias), 16. La Torre (el darse cuenta, el cambio de conciencia), 17. La Estrella (esperanza, renovación, tranquilidad), 18. La Luna (el cuerpo físico, las pasiones), 19. El Sol (conciencia, energía espiritual y vital), 20. El Juicio (despertar, adquirir juicio), 21. El Mundo (realización total) - (A veces, el arcano 8 se intercambia con el 11, por si acaso.)

Como ven, los significados son bastante profundos, no es como quien dijera "¡oh, me salió "la Fuerza", me pondré fortachón!", sino que aluden a características espirituales de las personas. De ahí, hay un paso para relacionarlos con conceptos psicológicos como los arquetipos de Carl Jung, y luego ya es cosa de agarrar vuelo y adentrarse en filosofías y misticismos varios.

Asimismo, las cartas tienen distintas relaciones entre sí, y si piensan que aparte tienen números asociados (algunos incluso asocian cada carta con una letra hebrea), entonces vemos que la cosa se pone más y más compleja. Se convierte en una verdadera gramática... de hecho, hasta hay una tesis de grado en lingüística, llamada así: gramática del tarot.

Pero tranquilos, cuando se utiliza el tarot para la adivinación, por lo general se remiten a unos pocos esquemas predefinidos.

Tipos de Tarot

Y bueno, junto con la explosión de popularidad del tarot, han aparecido distintas barajas, cada cual haciendo énfasis en aspectos distintos de las cartas. El más famoso y antiguo, es el Tarot de Marsella. Luego, otro bastante popular, es el Tarot Rider-White, llamado así porque lo diseñó el estudioso A.E. White a principios del siglo 20. Está el tarot egipcio, el de los gatos, el de Osho ... en fin, ¡hay de todo!

Como ven, aunque sí hay un poco de complejidad en el significado de las cartas, tampoco es algo tan inescrutable y difícil. Sólo es cosa de hacerse el ánimo para captar el sentido. También, es indudable que su simbolismo es riquísimo, y es por eso que ha seducido a pensadores y artistas, y existen muchos análisis y desarrollos a partir de ello. En cierta manera, pueden contar muchas historias, y hasta incluso ser una alegoría de nuestro desarrollo como seres humanos.

De hecho, me ha parecido mucho más llamativo este lado simbólico, que el asunto ese de decir las suertes... que además, no pareciera ser cosa de llegar y hacerlo, pensando un poco en la complejidad de sus símbolos. En suma, tengo la impresión de que son unas grandes desconocidas, y es claro que poseen una profundidad inesperada, si dejamos al lado las charlatanerías y ventas de pomadas varias.

Pero por muy bellas que me hayan parecido estas cartas, es importante recalcar que el destino de uno, está en sus propias manos, y uno debe hacerse cargo de su propia vida, no los demás o en este caso, una baraja de cartas, por más llamativas o exóticas que nos parezcan.