El teatro llora, ha muerto Salvador Távora

Publicado el 17 febrero 2019 por Carloscubiles

Fotografías por Ana Triano

El 8 de Febrero de 2008 murió Salvador Távora, uno de los más grandes creadores teatrales, renovador universal y una de las figuras más aclamadas del teatro hecho desde Sevilla al mundo.

El gran Salvador Távora creó todo un lenguaje propio de teatro, basado en sus raíces andaluzas, en su pasión flamenca para contar historias y la denuncia de la injusticia hecha arte, belleza sobrecogedora. Fue un creador único, especial y diferente. Siempre innovador, siempre valiente le dio al objeto la importancia de un personaje más, creaba imágenes que te trastornaban, que se clavaban en lo más hondo de tu miedo. Salvador Távora muere y nos deja un estilo propio, único que hoy día se transmite en las escuelas de teatro.

A pesar de todo su legado y toda la riqueza que aportó a la cultura de este país, siempre fue un creador incómodo, como incómodo ha de ser siempre el arte. Y a pesar de los premios recibidos, es evidente que ha sido maltratado por su tierra, como ejemplo su primera obra “Quejío” con la que realizó más de 700 representaciones en todo el mundo y  sólo realizó 20 en Sevilla, o más recientemente, el mes pasado salieron las ayudas a las salas de teatro sevillanas y no le dieron ni un solo euro, él mismo se quejaba en las redes sociales.

Nos deja un modo de hacer teatro, nos deja un modo de ser honesto con el arte, con tu pueblo y con el ser humano. Símbolo de valentía, riesgo, innovación e inconformismo.

Maestro serás recordado eternamente, serás fuente de inspiración de todo aquel que quiera cambiar el mundo para hacerlo más justo, más honesto y más bello. Hoy Sevilla es más oscura, hoy el teatro es más triste. Descanse en paz maestro.

En un día que será recordado por siempre por esta tristeza, se presentó en el Teatro Central la obra “Ilusiones” de Miguel A. del Arco. Dedicaron la obra a Salvador Távora, e hicieron honor al teatro.

“Ilusiones” se basa en un texto potente, de Ivan Viriapev que habla del amor. Del amor verdadero, del amor como motor de la felicidad. Y también del amor contradictorio, traicionero y falso.

Todo eso es el amor, o quizás todo eso es la vida, y el amor es sólo el placer de ser correspondido. No lo sé, esa es alguna de las preguntas que nos hace “Ilusiones”. El amor es como la vida, trasciende cualquier teoría, cualquier definición concreta, para explotar delante de nuestros ojos en cuerpos y seres frágiles, contradictorios, cobardes y valientes.

Todo esto y mucho más es lo que nos ofrece “Ilusiones”, con un trabajo de narración excelente, en una escenografía maravillosa, que habla por sí sola, una música exquisita, entregada a las emociones y una luz que ayuda a crear atmósferas tanto como la palabra.

Marta Etura está inmensa desde su primer monólogo, en el que mete al público en un clima, en una fuerte emoción e interés, y con ella Verónica Ronda, Alejandro Jato y Daniel Grao, consiguen ofrecer una pequeña joya, que nos interpela, que hace preguntas al espectador y quizás pueda hacerlo más sensible.

Los momentos festivos quizás interesan menos, pero probablemente era necesario respirar de vez en cuando para seguir reviviendo la maravillosa e intensa historia que nos ofrece Ivan Viriapev.

Cada vez tengo más claro que la sala A del Teatro Central (la pequeña) es el espacio más interesante para disfrutar del teatro en Sevilla. 

Ilusiones en el Teatro Central

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