Hoy en día, los teléfonos móviles se han convertido en algo que quieren y ansían los niños. Sin duda, la sociedad actualmente ha cambiado mucho y las ilusiones de los niños también. De este modo, es muy importante que los padres les enseñen que un teléfono móvil no es un juego ni un juguete, sino que es un aparato que sirve para comunicarse.
De esta forma, cada vez son más los niños y cada vez más pequeños que tienen móviles e incluso algunos los tienen de última generación.
Y es que hay padres que se lo regalan en sus cumpleaños, cuando acaban el curso con buenas notas e incluso cuando hacen la Primera Comunión como si fuera un juguete. Ante ello es importante que los padres sean conscientes de que no se trata de un juego y que así se lo hagan entender a los niños.
El teléfono móvil tiene ventajas para los padres, pero también plantea dudas y problemas
Y es que, a pesar de las ventajas que pueda tener el teléfono para los padres como, por ejemplo, saber dónde están y localizarlos, poder acudir rápidamente a su llamada si se encuentran mal, hablar con ellos cuando se vayan de viaje o excursión con el grupo de scouts, por ejemplo... también tienen que estar atentos al uso que los niños hacen de ellos. Sin duda, es muy útil en cuanto al cuidado y para estar más tranquilos cuando estén lejos de ellos. Y es que, además de para llamar y estar en contacto, el teléfono móvil permite gran cantidad de servicios, tales como enviar mensajes de texto, navegar por internet... Y es ahí donde pueden comenzar los problemas, ya que los niños pueden acceder a información que no es indicada para ellos o tener una dependencia al móvil para estar en contacto con sus amigos, vecinos... De hecho, ya se han dado casos de niños que sufren adicción al móvil y que han tenido que recibir tratamiento médico.
Es por ello, por lo que los padres tendrán que tener ciertas precauciones y dejarle claro que no es un juguete, que deben ser responsables en cuanto a su uso. También tendrán que establecer unos límites para que el niño no pase de ahí, ya sea con o sin la supervisión de sus padres.
De este modo, en primer lugar habrá que dejarle claro al niño que el móvil es una forma para comunicarse y que así deberá usarlo. Por lo tanto, no deberán dedicar apenas tiempo a escuchar música, almacenarla o jugar en línea. Es importante que le quede claro que se le compra el teléfono como una forma de estar en contacto, no como un juguete para estar entretenido constantemente. De hecho, será útil que cuando el niño esté en casa, no tenga el móvil y que si lo necesita para llamar a un compañero de clase, por ejemplo, se lo diga a sus padres y se lo den en ese momento.
El primer teléfono móvil para el niño
El teléfono deberá ser sencillo, básico, sin gran variedad de opciones y servicios. Los padres tendrán que ser coherentes y si se le ha dejado claro que no es un juguete, no le comprarán un teléfono de última generación que tiene una amplia variedad de servicios. Además los niños suelen perder las cosas con facilidad, por lo que gastarse mucho dinero en ello puede ser una inversión poco rentable.
Una vez que lo tenga, se le grabará el teléfono de los padres, familiares, así como de personas cercanas que puedan acudir si le ocurre algo. También se añadirá el 112, el número de emergencias. Además será muy útil que los números de sus padres se configuren con marcación rápida. De este modo, al marcar sólo una tecla, se llamará automáticamente.
En cuanto a la conexión a Internet, lo más conveniente es que no tenga o que se bloquee este servicio. Si quiere consultar algo lo hará desde el ordenador. Y es que el niño. si tiene acceso a la red desde el móvil, puede acceder a información no acorde a su edad. También habrá que controlar su gasto. Por ello será conveniente que tengan una línea de prepago para evitar grandes facturas. Asimismo, se le dejará claro la importancia de no utilizar el móvil si no es necesario, ya que es un servicio caro.
Finalmente, los padres tendrán que hacer hincapié en explicarles y hacerles entender que no deben dar su número telefónico a desconocidos, ya que puede resultar peligroso, así como no contestar a la publicidad engañosa que reciban a través de mensajes de texto, que le ofrecerán servicios a bajo costo y que no será real.