Someterse a un exceso de pruebas de detección del cáncer o, por el contrario, no realizarse ninguna, son señales habituales de tener miedo a contraer la enfermedad
Miedo a desarrollar cáncer, a que se reproduzca o al dolor que pueda provocar. Estos son algunos de los principales temores relacionados con las enfermedades oncológicas. Es un aspecto cada vez más frecuente debido al aumento de los casos por las campañas de detección precoz y, aunque sea contradictorio, al aumento de las curaciones, por el miedo a que se vuelva a desarrollar. Diversos estudios recientes han valorado el miedo desde diferentes puntos de vista, entre los cuales figura el asesoramiento genético. Esta técnica informativa ha demostrado aminorar las sensaciones de temor a sufrir esta dolencia.La información es clave
Una de las posibles vías para sobrellevar el miedo a sufrirlo es el conocimiento acerca de uno mismo en relación con este. Una nueva escala, la primera elaborada en español, ha mostrado que el consejo genético, es decir, información acerca de los antecedentes familiares y su relación con la probabilidad de desarrollar un cáncer, es un potencial aliado frente a este temor y una herramienta idónea para disminuir el estado de intranquilidad respecto a las posibilidades de desarrollarlo. Bajo el nombre de "Escala de Preocupación por el Cáncer", tiene como objetivo evaluar este desasosiego asociado en personas sanas. Es una traducción de la anglosajona de "Cancer Worry Scale" y consta de seis preguntas con un intervalo de preocupación que oscila entre 6 (mínima) y 24 (máxima).El temor de sufrir cáncer es un problema psicológico más que una condición fisiológicaHasta ahora no había ninguna herramienta en español de este tipo, que además puede utilizarse en cualquiera de las áreas médicas a las que acuda el paciente (psicología, oncología o, incluso, en la consulta de atención primaria). Elaborada por investigadores de la Escuela Superior de Ciencias de la Salud (UPF) y del Institut Català d'Oncologia (ICO), con las primeras pruebas, realizadas en 212 mujeres con antecedentes de neoplasia de mama, los científicos han comprobado que tras el asesoramiento genético no aumenta el grado de preocupación, sino todo lo contrario.