Cuando llegue el mes de noviembre, hará veinte años que vi París por primera vez. Recuerdo la visita que le hice a una hora muy temprana a alguien a quien guardo un gran afecto, el historiador André Combes. Fue él quien en una breve charla me ilustró y dejó mis ideas en estado de plena transparencia respecto a la Francmasonería. En aquel tiempo no llegué a visitar el edificio histórico de la rue Cadet, pero sí pasé por delante y me quedé maravillado con una fachada imponente, metálica... Años después, en el invierno del 98, visité el museo, me emocioné con una bandera republicana manchada de sangre con la que pasados los años volvería a encontrarme en Bayona; vi el sello de bronce de la primera logia que el GODF tuvo en Gijón, allá a mediados del siglo XIX; y subí las escaleras hasta no sé que planta para saludar a aquel con el que me había entrevistado varios años antes sin encontrarle.
En este blog, hace ya algún tiempo, nos hicimos eco del incendio que se desató en el histórico edificio y que dañó seriamente el Templo histórico del Gran Oriente, el Arthur Groussier. Todavía recuerdo las fotos del tejado, horadado por las llamas y el impacto que me causó ver las fotografías de las paredes, ahumadas, desgarradas... Durante el mandato de Pierre Lambicchi (2008-2010) como Gran Maestro, se dieron los primeros pasos para iniciar la restauración. Ahora, a través del blog de Jean Laurent Turbet he podido acceder a unas imágenes diferentes que difundo aquí gracias a su amable autorización.
Sabíamos que los trabajos finalizarían algún día; en el Convento de Vichy, en septiembre último, se habló de la pronta reinauguración que aguardaba. Hoy es el día señalado. Hoy, bajo la presidencia de Guy Arcizet, Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, se inaugurará una nueva etapa en la historia de este viejo Templo. El más emblemático de los Talleres de esta Obediencia cargada de historia y que no conoce fronteras.
Et si omnes, ego non.