El tercer peor año para los hielos marinos

Por Trinitro @trinitro

Se confirma la pérdida de hielos en el norte al tener uno de los registros más bajos de la historia y aunque en el verano antártico no se ha destruido tantos hielos marinos como en otros años han quedado expuestas a temperaturas oceánicas más altas de lo normal las plataformas marinas de Wilkins y Ross, haciendo que se acelere la pérdida de hielos continentales.

Parece que la persistencia de la anomalía del atlántico norte que ha sido una parte causante de la borrasca que hemos sufrido estos días y en general del mal tiempo de los últimos 2 meses en la Península, que nos ha estado inyectando aire del ártico y polar, y que nos ha hecho tener situaciones meteorológicas extremas (altos vientos huracanados, frío extremo, etc…), ha sido bastante clara hasta el punto que ha afectado la formación de hielo marino en el ártico.

Se ha alcanzado el máximo de la temporada de invierno en el ártico (o estamos muy próximos) y resulta claro que se ha alcanzado el mínimo de la temporada en la antártida.

Este mínimo de terminar confirmándose en las primeras semanas de marzo indica que la extensión del hielo ártico en su máximo ha sido la segunda o tercera más baja del registro histórico, sólo siendo empeorada por la del máximo alcanzado en el 2006 y la del 2007, en la que hay una diferencia de poco más de 10.000 km^2 de océano ártico cubierto de hielo. Aquellos que auguraban que había una recuperación de los hielos árticos hace un año y medio ya que en marzo del 2008 se alcanzaron cifras mejores a las del 2005, 2006 y 2007 (y mejores a las del 2009 y 2010, pero eso no lo sabían), obviando que estaba en una fase de La Niña bastante activa (que introduce energía térmica al fondo oceánico extrayéndola de la superficie y de la atmósfera, en lugar de la fase Niño que hace lo contrario). Toda esa enorme recuperación de los hielos árticos ha quedado en nada (literalmente), el máximo de extensión de esta temporada está un puñado por encima del máximo más mínimo del 2006 y del 2007. En cambio, la diferencia del algo más de 10.000km^2 queda minimizada con la diferencia con el máximo que se alcanzaba a finales del siglo XX, 1.100.000 km^2 más extenso que actualmente. Algo que ya anticipaba hace unos meses al indicar que existía una anomalía de la oscilación ártica.

Extensión de los hielos árticos el 27/02 datos obtenidos de http://nsidc.org/arcticseaicenews/

Es especial la pérdida de hielos marinos en la zona del atlántico norte. Esta se debe a la convinación de dos efectos, por un lado el calentamiento global que tenderá a que cada década tengamos menos hielos árticos, y por otro a una anomalía en el ciclo de la oscilación ártica que está atrayendo aire y agua caliente del atlántico norte (lo que hace que nos enfriemos nosotros) y no dejando que se forme hielo ártico en ese océano. Queda claro en el mapa con la fotografía de zonas cubiertas de hielo marino en el atlántico norte.

Mapa de extensión de los hielos árticos en el último día de febrero del 2010. Se puede observar como hay una ligera pérdida en la zona del pacífico (lo que se gana en el mar de Bering se pierde en el mar de Ojotsk) y una clara pérdida en el atlántico Norte, en especial en el mar de Buffin y en del Labrador.

Si nos fijamos en los valores extremos alcanzados también en el hemisferio sur, donde ahora se ha alcanzado el mínimo de extensión de hielos marinos, la nota curiosa es que aunque los hielos antárticos mantienen una ligera tendencia al alza en los últimos 20 años (debido precisamente a un aumento de las temperaturas en la antártida que hace que sea más activa la pluviometría y la producción de hielo marino por precipitación y desprendimientos de hielos de las plataformas), este año el mínimo se ha alcanzado relativamente pronto, y ha estado tan sólo 50.000km^2 por encima de la media del siglo pasado. Hay que decir que los hielos antárticos marinos en su mínimo son una cantidad muy pequeña en comparación con la extensión de estos en invierno o de los hielos árticos en verano o invierno, y que la variabilidad es mucho menor, ya que la antártida es un continente rodeado de océanos y el ártico un océano rodeado de continentes y que el continente antártico queda en algunas zonas limpio de hielos marinos hasta la misma costa.

Cobertura de hielos marinos en el océano antártico en enero del 2010 en comparación con la media de finales del siglo XX. Generado en http://nsidc.org/data/seaice_index/

Aún así, es curioso observar que en la Antártida los hielos marinos han cambiado su distribución, se mantienen mucho mejor al este de la península antártica y se mantienen mucho peor al oeste. Al parecer, podemos decir que en una perspectiva de 20 – 30 años, en el antártico ocurre una redistribución con incrementos de hielos casi nula entre el este y el oeste de la península antártica. Al parecer hay una pérdida de hielos marinos en el mar de Ross, delante de una de las placas de hielo más importantes (la de Ross), y del mar de Bellingshausen, y una ganancia de hielos significativa en mar de Weddell.

Aunque pueda parecer que la historia se reduce a que las gallinas que se pierden por un lado se ganan en otro y todo queda igual, y a pesar de que a final de temporada de verano austral se tienen 50.000 km^2 más de superficie helada, la ausencia de hielos marinos delante de una plataforma tan importante como la de Ross o la pérdida increible de hielos marinos al oeste de la península antártica (donde se están registrando, además fuertes incrementos de temperatura en la Antártida) expone a varias lenguas de hielo continental a que fluyan con más facilidad hacia el océano, sobretodo en la placa de hielo de Ross. La ausencia de hielos marinos en el mar de Ross indica que la temperatura del océano es bastante cálida en esa zona y termina inestabilizando la placa de hielo de Ross (esas aguas cálidas se infiltran en la base de la placa haciéndola perder grosor).  El tema es especialmente dramático en la placa Wilkins (el año pasado se desprendió un pedazo de placa de unos 10.000 km^2) que se encuentra al occidente del continente antártico.

Es decir, esta redistribución de energía térmica en la Antártida no es neutra climatológicamente hablando y acelera la pérdida de hielos continentales antárticos.

Pero dejando a un lado el problema de los hielos continentales antárticos y de las barreras de hielo, el indicador de los hielos marinos árticos y antárticos como indicadores del calentamiento global siguen apuntando a lo de siempre: el mundo se calienta, el océano ártico más rápidamente que el antártico (donde la mayor pluviometría compensa el incremento de temperaturas oceánica produciendo más nieve y por tanto más hielos marinos), y el hemisferio norte más rápidamente que el sur. Por mucho que el negacionismo nos indicara que hubo una recuperación asombrosa de los hielos árticos, esta fué coyuntural. La tendencia es a la pérdida de hielos marinos debido al incrementeo de temperaturas globales.