No soy una entusiasta seguidora de la narrativa porque es un género en el que pocas novelas interesantes he encontrado; mucho menos sigo a los autores hispanos, qué le vamos a hacer, tengo mis gustos; sin embargo, ha sido una agradable sorpresa encontrar a Roberto Bolaño, autor chileno, desgraciadamente ya fallecido, y al que debo agradecer esta historia que me ha transportado a momentos de mi niñez y adolescencia.
Bolaño sitúa su relato en un pueblo de la Costa Brava adonde Udo, el protagonista, viajaba para veranear junto a sus padres siendo aún un niño; pero el tiempo ha transcurrido y Udo vuelve a ése lugar junto a su novia Ingeborg, lugar que tantos compatriotas alemanes fijaban como objetivo de sus vacaciones. Yo vivo y conozco la Costa Dorada, lugar en el que hace unos cuantos años también se llenaba de turistas alemanes e italianos; así que, sé lo que Bolaño quiere contarnos: un viaje al pasado quizás para ahuyentar viejos fantasmas, o para encontrarse de nuevo con ellos.
Pero los fantasmas siempre están ahí, al acecho, y una historia vergonzosa para el pueblo alemán es uno de ellos. Conocer a personajes típicos de cualquier pueblo de verano de la costa española, inquietantes, como El Lobo y El Cordero, o misteriosos y esquivos como El Quemado, no harán sino contribuir aún más a que dichos fantasmas permanezcan para seguir perturbando.
Udo es un aficionado obsesivo del wargame "El Tercer Reich", un juego de mesa sobre la gran contienda de la Segunda Guerra Mundial; es el campeón de su país y todo un experto en el tema, y vive la vida como si de un tablero de juegos se tratara, moviéndose entre los hexágonos del juego y de la vida, planificando estrategias y futuras conquistas: Gibraltar, Turquía, la Unión Soviética...Ingeborg, su novia, Frau Else, la dueña del hotel donde se hospeda, Clarita, la camarera de habitaciones...
Pero existen otros peones que entran en el juego: una pareja de alemanes que Udo e Ingeborg conocen durante sus días de descanso, Hanna y Charly, con los que entablan amistad hasta que un día las cosas se tuercen debido a una estrategia mal planificada y Charly desaparece. Todos regresan a Alemania menos Udo, él debe quedarse a esperar a que su nuevo amigo aparezca y acabar, de una vez por todas, con la partida que ha comenzado a jugar con El Quemado, una partida en la que el maestro parece que perderá frente al novato: el hombre torturado no dejará que Alemania y sus torturadores ganen la guerra, el Bien debe triunfar sobre el Mal.
A medida que vamos avanzando en la lectura los personajes adquieren matices oscuros y la trama se vuelve inquietante, muy inquietante. Como en la vida real y en la guerra los acontecimientos se tornan imprevisibles y enigmáticos, haciendo que las últimas páginas sean devoradas con rapidez. No voy a desvelar el final, pero ciertamente es un final que nada tiene que ver con la expectación creada, es imprevisible, como el resultado de un conflicto bélico. ¿Está la historia de parte de Udo? ¿de El Quemado?, ¿de Charly?.
Éso dejaré que lo averigüéis vosotros.