Cuando asomé por el cuarto de baño, contemplé a mi mujer arrinconada, muerta de miedo y señalándome al lavabo. Escudriñé con mi mirada atónita y no lograba ver que provocaba aquel pánico desenfrenado. De pronto observé como dos pequeñas antenas se asomaban con un movimiento acompasado. Era una cucaracha y además de las rubias. ¡Maldición, hubiera preferido un albano-kosovar!. En estas, que mi sufrida esposa se va pegando a la pared y va saliendo poco a poco, se pega tanto que parece que está a punto de atravesar el tabique, mientras me susurra "me ha hablado, dice con las antenas algo parecido a psspspsspspsp" y gritando a continuación, "¡mátala por favooooooooooor!".
Cuando asomé por el cuarto de baño, contemplé a mi mujer arrinconada, muerta de miedo y señalándome al lavabo. Escudriñé con mi mirada atónita y no lograba ver que provocaba aquel pánico desenfrenado. De pronto observé como dos pequeñas antenas se asomaban con un movimiento acompasado. Era una cucaracha y además de las rubias. ¡Maldición, hubiera preferido un albano-kosovar!. En estas, que mi sufrida esposa se va pegando a la pared y va saliendo poco a poco, se pega tanto que parece que está a punto de atravesar el tabique, mientras me susurra "me ha hablado, dice con las antenas algo parecido a psspspsspspsp" y gritando a continuación, "¡mátala por favooooooooooor!".