La de hoy ha sido la primera subasta de octubre y la primera que se celebra después de que la agencia de medición de riesgos Moody"s rebajara la calificación de la deuda soberana española.
Después de que a lo largo del verano el Estado consiguiera recortar los intereses de sus emisiones, en las dos últimas pujas de septiembre, de letras a tres, seis, doce y dieciocho meses, tuvo que elevar la rentabilidad, con lo que son ya tres las subastas consecutivas en las que el Tesoro se ve obligado a subir el rendimiento.
No obstante, en todos los casos la demanda de las entidades, que hoy han solicitado 6.936 millones de euros, ha superado con creces la oferta.
En la anterior subasta de bonos a tres años, celebrada el 5 de agosto, el Tesoro adjudicó 3.500 millones de euros con un coste menor que en la puja anterior, ya que la rentabilidad para los inversores se quedó en el 2,306%, frente al 3,394% de finales de junio.
Pese a que el resultado de la puja ha sido bueno, ya que el importe final adjudicado se encuentra dentro de la horquilla prevista -entre 3.000 y 4.000 millones de euros-, el hecho de que el Tesoro se haya visto obligado a elevar el interés marginal indica que la desconfianza de los mercados no ha desaparecido.
En este sentido, el boletín trimestral de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicado el lunes advertía de que la crisis de la deuda soberana, que ha tenido un impacto sustancial en las caídas de los mercados internacionales de renta variable y en el aumento de los diferenciales de deuda, "no puede darse todavía por superada".
Lo cierto es que minutos después de la puja el diferencial de la deuda española y la alemana se estrechaba y recortaba cuatro puntos básicos, al pasar de los 179 de la apertura a los 175, aunque ello obedecía al aumento de la rentabilidad del bono alemán a diez años.
La mayoría de los analistas cree que en el caso español, lo peor de la crisis de deuda ya ha pasado, tal y como asegura el director de BBVA Global Markets Europa, Eloy Fontecha, que ha explicado que la recuperación total de la confianza dependerá de la evolución del ciclo económico y de la velocidad de la reactivación de la economía.
Si bien los expertos están de acuerdo en afirmar que España "ha abandonado el furgón de cola", la crisis de confianza en la deuda soberana de algunos de los países periféricos no ha concluido, y puede verse afectada por anuncios como el hecho ayer por la agencia de medición de riesgos Fitch, que rebajó un escalón la calificación de emisor a largo plazo (IDR) de Irlanda.
(fuente:efe)