El tiempo, joel, el tiempo, yo no sé lo que es para los demás pero sí que sé lo que significa para mí, es la materia de mi vida, todo lo que yo soy, un día, me arrojaron abruptamente a aquí y me dijeron, “toma, coño, vive” y vivir era esto, esta lucha diaria con una jodida sustancia, quebradiza, fugitiva que huye o se detiene, que se rebela constantemente a mis deseos, que quiero que llegue ya, inmediatamente, o que no pase nunca y que ni llega ni se detiene, el muy jodido, el poderoso instante, todo él es mi vida, para sufrir o para disfrutar, cuando me retuerzo de dolor o cuando me deleito con ese maravilloso instante absolutamente divino.
Y, ahora, ¿qué, qué dices más? Nada. Fin. Se acabó, ahora ya no puedes hacer otra cosa que irte a tomar por el mismísimo culo.