Novelas en las que los personajes a fuerza de acompañarnos infinidad de horas, terminan siendo parte de la familia. Unos llegan para quedarse en nuestro corazón, otros sin embargo, son reemplazados por otros más carismáticos, más sensibles, mejor dibujados...
Pero últimamente reconozco que me dan miedo, tengo tanto por leer que cuando afronto una novela de este tipo no la disfruto tanto como antes. De ahí que las estanterías giman de tanto peso acumulado, la madera se combe y amenace con dar con los lomos de mis novelones en el suelo.
El verano es un buen momento para abordar este tipo de lecturas, el intenso calor del mediodía invita a buscar un sitio fresco, al descanso y al disfrute de una buena novela y si esta nos acompaña durante muchos días mejor, por la vagancia de volver a elegir un nuevo compañero de viaje.
Por ello me animé a participar en el simpático reto Desafía tu estantería que propuso Aniway, y esta es mi tercera lectura, y supongo que última reseña, porque dudo que pueda terminar mi cuarto libro antes de que este finalice. Como ya comenté cuando me apunté me asustaba aventurar títulos, porque me conozco y sabía que se podían colar otros, y no se me ha colado ninguno, solo he invertido el orden de lectura y ello junto con un final de agosto complicado y un principio de septiembre no menos ajetreado me ha impedido culminar el reto del modo que a mí me hubiera gustado.
Recién terminado Dime quién soy, mis ojos se posaron en una de esas baldas que acusan el exceso de páginas, y El tiempo entre costuras me miraba insistentemente, me apetecía mucho leerlo pero por otro lado en mi cabeza se repetía cual moviola un comentario que había leído no recuerdo ahora en que blog, que aseguraba que ambas novelas eran muy parecidas y que había que dejar pasar el tiempo, y eso es precisamente lo que yo no tenía, ya había decidido incluirla en el reto y a pesar de tener otras candidatas no quería dejarla para otro año, sobre todo con la serie en puertas.
Pero como os comenté cuando os presente la lectura que ocupaba mis horas de ocio yo le encontraba poco parecido y una vez finalizada la lectura y reposadas ambas sigo reafirmándome en mis impresiones. También confieso que me alegro de haber dejado pasar el boom que catapultó a esta novela a la lista de las más vendidas, porque mis expectativas estaban tan desorbitadas que me temo que habría terminado defraudandome, como a muchos lectores que han terminado reconociendo que la novela es buena pero no tanto como pensaban. Y con ello no quiero decir que la novela no me haya gustado, si no que no es bueno encarar una lectura cuando se espera demasiado de ella, puede que lo que encontremos no esté a la altura de lo que habíamos pensado.
Cuando uno lleva mucha novela histórica leída, y mucha de ella soberbia, clásicos incluidos, termina colocando a las letras en su lugar, y esta es una buena novela, con un personaje entrañable que llega para quedarse, pero también pienso que se ha sobredimensionado su valía de ahí que la segunda novela de la autora no haya terminado de convencer al publico.
La autor@
María Dueñas nace en Puertollano, en 1964, es doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la
En 2012 María apuesta por la historia de otra mujer en Misión Olvido, y en 2013 verá la luz una adaptación para la pequeña pantalla de la novela que la catapultó a la fama.
Argumento:
Escribir el argumento de esta novela me parece una tarea harto complicada, por cuanto la trama toca varios palos. Me ha gustado la que presenta la editorial, capaz de picarte el gusanillo para que te acerques a la historia, pero sin desvelar nada importante, así que la comparto con vosotros, porque si algo no se puede mejorar, lo inteligente es dejarlo como está.
La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses previos al alzamiento, arrastrada por un amor desbocado hacia un hombre a quién apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante donde todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso, la traición y el abandono.
Sola y acuciada por deudas ajenas, Sira se traslada a Tetuán, la capital del Protectorado español en Marruecos. Con argucias inconfesables y ayudada por amistades de reputación dudosa, forja una nueva identidad y logra poner en marcha un selecto atelier en el que atiende a clientas de orígenes remotos y presentes insospechados.
A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y la europea a punto de comenzar, el destino de la protagonista queda ligado a un puñado de personajes históricos entre los que destaca Juan Luis Beigbeder, el enigmático y escasamente conocido ministro de Asuntos Exteriores del primer franquismo, su amante, la excéntrica Rosalinda Fox, y el agregado naval Allan Hillgarth, jefe de la inteligencia británica en España durante la Segunda Guerra Mundial. Entre todos ellos la empujarán hacia un arriesgado compromiso en el que las telas, las puntadas y los patrones de su oficio se convertirán en la fachada invisible de algo mucho más turbio y peligroso.
Impresiones
Cuando una novela ha despertado en mi expectación y me ha dejado un buen sabor de boca tengo miles de palos que tocar y de los que hablar, la diseccionaría hasta analizar cada gesto, pero eso además de aburrido para el lector, supondría un golpe para quién quisiera acercarse al libro pues seguro que revelaría cosas que ha de descubrir en el momento preciso para que cause la impresión deseada.
Cómo tenemos tanta afición a encuadrar las novelas en un género y estas últimamente tienen tantas mezclas, lo primero que me he encontrado es con la dificultad de encuadrar El tiempo entre costuras. Podría tratarse de una novela histórica, porque se encuadra en un momento históricamente conocido por casi todos, y tiene personajes reales que se han ficcionizado de una forma muy veraz. Pero al mismo tiempo podríamos encontrarnos ante una historia de amor y desamor, porque ambos se dan la mano de vez en cuando, con ello no podríamos llamarla romántica, porque nada más lejos de los clichés del género. Pero también tiene una trama oscura, que si bien no se puede llamar negra, si que podría encuadrarse dentro de la criminal, puesto que la confabulación, la traición y el espionaje más sutil se dan cita en las más de 600 páginas de esta novela.
Cuando tantos palos se tocan la novela tiene el éxito asegurado, porque siempre hay un motivo para acercarse a ella, si no es el periodo histórico en el que se encuadra, es las historia de amor, y si no las aventuras que corren los personajes. Creo que María Dueñas ha sabido guardar un equilibrio entre todos los géneros, y ha sabido construir una novela que te atrapa desde la primera línea, puesto que como mínimo te deja noqueado.
Escenarios
No se puede decir que El tiempo entre costuras sea una novela paisajística de esas que tanto abundan en los últimos tiempos, parece que en la literatura como en otros ámbitos también las modas mueven montañas, pero si puedo afirmar que los escenarios en los que transcurre son muy importantes y están dibujados con esmero, quizás porque la autora contaba con fuentes que habían residido en el Protectorado español y eran de su absoluta confianza, y me estoy refiriendo a su familia.
La novela comienza en Madrid, en los años previos al alzamiento, una ciudad que comienza a verse asediada por las carencias, por el hambre y la pobreza, en esa ciudad vive Sira con su madre Dolores, en ella está haciendo planes de boda con un hombre del que no está enamorada, pero que le puede dar estabilidad, y al cerrar el taller de costura en el que trabajaban madre e hija comienza a hacer otros planes de vida.
Una vida que se ve arrollada cuando conoce a un hombre poco recomendable, que le hace abandonar sus planes de futuro y la traslada a Tánger. El retrato frívolo que ofrece de la vida de ambos personajes se supone que es el que llevaban la colonia de extranjeros en Marruecos, una vida despreocupada, viviendo a todo tren, mientras en Madrid en particular y en España en general la gente lo estaba pasando mal.
María Dueñas nos ofrece a grandes pinceladas un retrato del Tanger de los años 30. Pero por muy bonita que fuera la vida, siempre llega un momento en que la realidad se impone, y Sira lo acusa de la peor forma posible, sola en un país que no conoce y en el que no ha hecho amigos, y acuciada por las deudas del que creyó el hombre de su vida.
La historia pasa a desarrollarse en este momento en Tetuán, Protectorado español en Marruecos, y si minucioso fue el retrato de Tánger, no menos lo es el de esta ciudad en la que es posible conocer la Medina, la forma de vida de los árabes y la de los españoles que allí residían, las carencias que pasaban y como se las ingeniaban para día a día ir sobreviviendo, porque no solo se pasaba necesidad en España. Paseando de la mano de María Dueñas uno se hace la idea de como debió ser la vida de Sira, de la Matutera y de un sinfín de personas, unas afincadas allí por no poder regresar a España y otras por elección.
La trama vuelve a Madrid después de la victoria de los nacionales, y nos pasea por sus calles tan distintas de las que Sira dejó atrás unos años antes, y por los círculos del poder, por los salones de las casas de costura, por el hipódromo, lugares que Sira jamás habría visitado de seguir siendo aquella aprendiz de modista que un día se lió la manta a la cabeza y lo dejó todo por amor.
Y en una nueva vuelta de tuerca se traslada a Portugal, que retrata con el mismo esmero y es que María Dueñas maneja las descripciones a la perfección hasta el punto de llegar a pasear mentalmente por cada rincón que dibuja en su historia.
Personajes
Y si importantes son los escenarios donde se desarrolla la trama no menos lo son los personajes que por ella deambulan, unos ficticios y otros reales, y nos recuerda María que ha intentado mantener los hechos tal y como acaecieron y no alterar la biografía de estos personajes.
De ficción
Comenzaré pues por los personajes que son fruto de la imaginación de la autora, que perfila con esmero tanto los principales como los secundarios. Por sus más de 600 páginas desfilan muchisimos por lo que intentaré reflejar aquellos que por una razón un otra han dejado huella en mí.
Sira Quiroga: Hija de madre soltera, Sira no ha echado nada de menos en su infancia, ni siquiera la presencia de un padre, su madre valiente como pocas ha sabido sacarla adelante, inculcarle unos valores y procurarle un empleo digno. Sira comienza como aprendiz de modista y pronto se revela una digna sucesora de su madre, sin embargo la vida comienza a ponerse cara, el taller tiene cada vez menos clientas y un día cierra sus puertas.
Su vida se pone patas arriba cuando conoce a un vividor, que le hace cambiar todos sus planes, rompe con su novio y decide poner rumbo a Tánger siguiendo la estela del que cree el amor de su vida. En Tánger descubre la vida de lujo y desenfreno, pero también la traición y el abandono. Se refugia en Tetuán donde se siente prisionera del Comisario, tiene deudas y no puede marcharse sin pagarlas, y su guardiana será la matutera, una mujer que la protegerá como una madre y que la obligará a reinventarse.
De esa forma Sira vuelve a ejercer de modista, se hace cargo de una casa de modas que ella dirige, diseña y cose, y las cosas no le pueden ir mejor, tiene clientas alemanas, pero también una británica que se convertirá en su amiga y que le propondrá la locura más grande de su vida, una que termina aceptando y que la llevará a vivir múltiples aventuras.
El personaje de Sira es creíble, porque es humano, es una mujer con sus dudas que sabe sacar carácter en el momento preciso, una mujer que construye un personaje de cara a la galería y que se consume en soledad cuando el telón baja.
Dolores Quiroga: Puede que sea el personaje que aparezca en menos ocasiones, pero a quién es imposible no admirar. Dolores es una mujer fuerte, trabajadora, que ha sacado adelante a una hija sin la ayuda de ningún hombre. Ella le ha inculcado valores, ella le ha enseñado un oficio, ella ha estado siempre ahí, incluso cuando cree que su hija se está equivocando.
Cuando madre e hija se reencuentran Dolores no es ni la sombra de la mujer que ha sido, ha pasado muchas carencias durante la guerra, pero poco a poco vuelve a tener el carisma de antaño y espolea a su hija para que tome decisiones.
Ramiro Arribas: quizás sea el personaje con el que menos he congeniado, oportunista, vividor, caradura. Encarna a ese tipo de hombre bien vestido, que no tiene donde caerse muerto, que se dedica a ir dando sablazos, y a huir cuando la situación se pone fea. Es quién convence a Sira para que le siga fuera de España, es quién se dedica a hacer contactos y procurarse una salida cuando las cosas no vayan bien. Y es quién deja a Sira sola en un lugar extraño y con deudas pendientes.
Claudio Vázquez: El comisario, se convierte en la sombra de Sira, no quiere que le cause problemas, pero al mismo tiempo trata de ayudarla por eso la deja a cargo de Candelaria. Aunque en un primer momento es una pesadilla para la protagonista, poco a poco le va levantando la mano y la deja un poco a su aire, siempre y cuando no se le ocurra causar problemas.
Candelaria la matutera: Una mujer de armas tomar, regenta una pensión en la que no paga nadie o casi nadie y encima le cae una nueva responsabilidad Sira. Nada halagüeña es la perspectiva de esta mujer, fuerte como pocas, que se dedica a trapichear y de esta manera consigue comida, tela y o lo que se tercie. Cuando descubre que Sira es hábil con la aguja consigue el dinero para montar un atelier, y con ello labrar un futuro para la madrileña y sacarse alguna que otra comisión. Otro personaje que me ha llegado al corazón y eso que es más bruta que un arado.
Marcus Logan: Periodista que llega a Tetuán para entrevistar a Beigbeder y con la misión de sacar a la madre de Sira de Madrid. No es todo oro lo que reluce y aunque consigue acercarse mucho a Sira, la relación no termina de cuajar por los miedos que esta arrastra y es que las heridas del alma son dificiles de cicatrizar.
Históricos:
Rosalinda Fox: una británica extravertida que acaba convirtiéndose en la mejor amiga de Sira y en un gran apoyo. Rosalinda mezcla a grandes dosis frivolidad y generosidad, es una mujer mundana, capaz de reinventarse después de cada desilusión o revés. En sus memorias queda plasmada su relación con Beigbeder, su matrimonio con Peter Fox y ese continuo peregrinar de un país a otro.
Juan Jose Beigbeder: Alto Comisario de España en Marruecos y coronel del ejército español, un hombre controvertido, culto, políglota y un enamorado de tierras árabes y de su cultura. Conforme avanza la novela se convierte en el personaje más importante y entorno al cual gira toda la trama, eterno conspirador y mujeriego es un personaje histórico al que no se le ha hecho justicia y ha caído en el olvido.
Serrano Suñer: El cuñadisimo, en sus manos llegó a aunar un gran poder, sensiblemente germánofilo ocupo el ministerio de Exteriores tras ser cesado Beigbeder, anteriormente fue Ministro de Gobernación, la trama pone de manifiesto las diferencias entre ambos, la relación que mantuvieron bastante tormentosa al frente de sus ministerios y las causas por las que ambos fueron destituidos.
Alan Hillgarth: Es el agregado naval británico en España y el jefe de la Inteligencia británica o lo que es lo mismo los servicios secretos en los primeros años de la década de los cuarenta
Puntos originales
Lo que más me ha llamado la atención es el sistema de cifrado de mensajes, he leído suficientes novelas de espías como para saber que de ello dependía en buena medida la eficacia de las comunicaciones. María Dueñas hace gala de una imaginación sin limites, y como Sira es una modista encierra la codificación en un conjunto de puntos y rayas que terminan simulando un patrón de costura. De esta manera si los mensajes caen en manos de los enemigos lo único que son capaces de ver, si es que consiguen descubrir que tienen entre manos, es un cuello de blusa, un puño de manga, o la manga en sí si este es muy largo, así pieza a pieza Sira va pasando la información que recoge.
De esta forma la autora también consigue que Sira sea en todo momento un personaje creíble, porque no nos presenta a una superheroína, si no a una mujer llena de miedos que siempre actúa espoleada por personas más fuertes que ella, una mujer llena de inseguridades que nunca sabe muy bien que camino tomar y busca una mano amiga.
Me ha resultado muy grata la inclusión en la trama de Rosalinda Fox, una mujer que en un primer momento puede parecer muy frívola y que sin embargo esconde toneladas de humanidad, una británica que cree lucha a su modo contra el nazismo y para ello busca apoyos de una forma bastante sutil. Una mujer que sabe cuando debe desaparecer de escena para favorecer a su país y que no duda en echarle una mano a Sira aún cuanto puede hacer peligrar la misión.
Desde el punto de vista histórico me parece que se ciñe bastante a la realidad, que ficciona muy poco, que se recrea poco en el dolor de la Guerra Civil, quizás porque la protagonista está en tierra segura y desconoce lo que está pasando en la península, y hace más hincapié en la situación de España después de la victoria de los nacionales, cuando el país se muestra claramente germanófilo y los aliados pretenden que la piel de toro se mantenga neutra, y para ello se valen de personal civil que pueda pasar información sobre los movimientos de los alemanes.
Conclusión:
Una novela bien escrita, con una protagonista que llega para quedarse, humana, creíble, y un elenco de secundarios de lujo. Sin embargo como he dicho en la introducción me alegra haberla leído fuera del boom que la catapultó a la lista de más vendidos, porque en ese momento temo que mis expectativas hubieran quedado un tanto aniquiladas.
Con ello no quiero decir que la novela sea mala, todo lo contrario, pero sí que se la sobrevaloró muchísimo, privilegio que no han tenido otros autores y otras historias y que ha provocado reseñas no tan entusiastas e incluso negativas, y estas últimas no creo que las merezca.
También creo que por ese motivo no ha terminado de cuajar de igual modo su segundo novela, que tenía previsto leer antes que esta, sin embargo la serie que empezará a emitirse en breve hizo que entrase en mis planes de lectura este mismo verano y que adelantara a Criadas y señoras.
Con esta reseña doy por finalizada mi participación en el Reto de Verano: Desafía tu estantería, en la que os recuerdo participaba en la modalidad peso pluma, que incluía de tres a cinco libros, al final he leído y reseñado tres libros y tengo un cuarto a medio leer, pero supongo que la reseña habrá de esperar al mes de noviembre.
Retos:
Desafía tu estantería
12 meses, 12 libros
25 españoles