Con los años aprendes a valorar lo importante de la vida, lo vital. A ser mejor contigo y con los demás. A olvidar envidias, mentiras y prepotencias. Aprendes que debes huir de los que no aprenden. Huir de ese camino que conduce a la soledad y a la impotencia del que no se quiere a si mismo y cree erróneamente que arremetiendo contra los demás, obtendrá consuelo a tanto desconsuelo.
Samarcanda.
Que decirte mi querida AMIGA, el tiempo es sabio y me ha enseñado muchas cosas; es el que consigue finalmente reconciliarnos con nuestras dudas y sentimientos. Me ha enseñado a no odiar. A perdonar a aquellos que no lo hacen conmigo. A no guardar rencores, porque duelen - castigan-. Y yo ya no tengo tiempo, ni necesidad de sentir resentimiento por nadie. Tampoco compensa.
El tiempo me ha enseñado a vivir con la conciencia tranquila, porque dicen que es la mejor almohada donde reposar tu descanso. A vaciar mi mente de pensamientos ingratos y negativos, porque lo único que pueden hacerte es más daño y de daños y heridas está el fardo lleno. A olvidar y pasar página porque la vida es demasiado corta como para desperdiciarla. A buscar la paz y la armonía por encima de cualquier otra cosa, pero sobre todo a sentirme en paz conmigo misma.El tiempo me ha enseñado a ser paciente, porque la paciencia otorga tranquilidad al alma y ayuda a respetar las decisiones de los demás. La impaciencia trae consigo decisiones apresuradas de las que puedes arrepentirte luego. A no imponer ni mi voluntad, ni mí presencia a aquel que no la aprecia. Me ha enseñado a que no merece la pena conservar lastres innecesarios, pues en la vida hay que transitar livianos de ánimo y espíritu.
El tiempo me ha enseñado que los hechos que acontecen, te otorgan la oportunidad de decidir quien permanece a tu lado, no porque no hayan sido importantes, si no porque sería imposible hacerte acompañar por cada uno de los actores de reparto de nuestra vida. Cada persona llega a ella en el justo momento, y parte, cuando ya ha pasado ese momento. Aunque los habrá sin duda que no significarán más que una china en tu zapato, un error que has de intentar perdonar e incluso disculpar si es posible.
Aun así debo reconocer todavía en mi, un punto de rebeldía, pues me sigue costando perdonar la deslealtad, la ingratitud y la mentira, en todo caso prometo -me prometo- intentarlo con ganas y simplemente olvidar a los que no se merecen el cariño y la entrega que he ofrecido con generosidad, siempre.
Es cierto que no se puede tener todo y es de agradecidos apreciar lo que se te ha puesto en el camino pródigamente. Lo que te ha entregado la vida a cambio de tus desvelos. Por ello adoro lo que poseo en cuanto a cariños se refiere, creo que he tenido mucha fortuna, después de tantos desafectos. Me falta salud, pero como digo, no es posible ser merecedor de cuanto deseas, tampoco sería justo.
Si, el tiempo es sabio, poniendo cada cosa Y A CADA CUAL en su lugar. Esa sensación es la que consigue hacerme sentir feliz y en paz.Los que no se saben aceptarlo, los que se empeñan en derribar todo a su paso, tendrán el peor de los castigos: La soledad. Y a propósito de esa gente prepotente y soberbia, siempre recuerdo esta frase de Abraham Lincoln:
Se puede engañar a todos alguna vez, engañar a algunos siempre, pero no se puede engañar a todos siempre"
©Samarcanda Cuentos-Ángeles.