Si el tiempo fuera oro, alguien velaría por optimizar el nuestro. Mas bien diría todo lo contrario, la pérdida de tiempo que suponen algunas actuaciones es considerada como productividad elevada en el caso de los médicos de atención primaria. Se trata de hacer muchas cosas, cantidad de cosas aunque no sirvan para nada. Los indicadores son numero de visitas, número de recetas, número de domicilios… etc. y todo ello por unidad de tiempo, cuanto mas se hace mejor. Craso error.
Que diríamos si alguien desencadenara incendios para mejorar la productividad de los bomberos o incentivara los robos para aprovechar el tiempo de la policía.
No se lo que diríamos, pero no creo que fuera sensato. En nuestro caso desde el propio sistema se favorece la pérdida de tiempo, o si lo prefieren, la utilización poco eficiente.
Porque ya me dirán ustedes si es eficiente que los pacientes tengan que pasar por mi consulta para pedir el volante para revisión ginecológica, o venir a contarme que ayer estuvieron acatarrados para que les de un justificante de haber venido a la consulta para que en su trabajo o escuela o donde sea le crean, y digo justificante de haber venido a la consulta porque yo, como bien entenderán, no sé lo que les ocurrió ayer, es más, si me apuran, les obligamos a llamar al médico de guardia para que justifique que está enfermo y puedan traer ese justificante a mi consulta para justificar que han venido a la consulta. ¿Es “kafkiano o no?
Y sigo pensando que mi tiempo le importa un rábano a la institución, al gestor y mis representantes en el congreso de los diputados. Tras muchos años de prescribir genéricos, tuvo que venir una crisis para que el Interterritorial se pusiera de acuerdo en la necesidad de prescripción por princio activo, ¿por que? por dinero, pero el dinero se les escapa entre los dedos sin que sean capaces de verlo.
Ahora prescribiremos por principio activo, equivalentes terapeúticos mas caros sin fundamento científico y moléculas de escaso o nulo valor intrínseco (como se decía antes) que ni siquiera deberían de estar financiadas y si me apuran, para rizar el rizo tenemos una lista de medicamentos que precisan “formalización de justificación terapeútica” para su dispensación (diversas marcas de escitalopram, ketoconazol, alguna de omeprazol, ibuprofeno y paracetamol y otras mas…) por no tener el valor, o las santas narices de eliminarlos de la financiación.
¿Somos o no somos burros?
A veces pienso que la clave está en ocupar vilmente mi tiempo para que no cometa felonías en la prescripción, por aquello de que el mayor peligro del sistema sanitario es un médico con un bolígrafo.
Y volviendo a mi tiempo, poco importa este escaso recurso del médico de primaria cuando me piden ver y valorar un paciente en 6 minutos y visitas domiciliarias urgentes y gratis, que para eso pagan, ante dolencias complejas como “parece que quisiera empezar a encontrarme mal”, o “por no entrar en el fin de semana” o “llevo varias semanas que no me encuentro bien y he dicho de hoy no pasa” o “a que hora va a venir, porque tengo que recoger a mis nietos”.
Con todos mis respetos por las personas, que probablemente sin intencionalidad negativa, utilizan estas razones para usar un servicio gratuito, cada vez estoy más convencido que mi tiempo no le importa a nadie.
Claro como mi tiempo ya está pagado, poco importa si lo dedico bien o mal, mientras lo gaste.