Practica siempre que puedas, compara tus líneas de hoy con tus líneas de ayer, no con las líneas de otro. No sabemos nada de ese otro, pero sí de nosotros mismos, de nuestro tiempo para dedicar a este arte, de nuestras propias limitaciones y de nuestras metas, de las ganas que tenemos de mejorar y de la convicción de que podemos hacerlo y lo haremos.
No necesitas nada más, sólo un vaso de agua con tiempo y un pincel lleno de paciencia, ¡y a pintar!.