Ayer se conocía un estudio, realizado por 'The Economist', en el que se concluía que España seguirá en recesión en el próximo año 2014. Según esta publicación la caída del Producto Interior Bruto (PIB) español será en 2014 del 0,1 %, siendo el único País, junto a Portugal y Grecia con crecimiento negativo, de más de 50 países analizados. Y es que las medidas adoptadas por este Gobierno no convencen. Por muchas razones que puedan tener para haber cambiado su programa electoral y aplicar una política económica contraria a lo anunciado y contraria a su ideología, (algo que no comprendo, más cuando no se han dignado a explicarlo a los ciudadanos); por muchas razones que puedan tener para haber subido los impuestos más que lo propuesto por Izquierda Unida en su programa electoral, las medidas adoptadas no dan resultados palpables, pues la economía parece que va a seguir sin crecer y el desempleo va en aumento. El tiempo pasa y se le acaba al señor Rajoy, aunque parece que queda mucho la legislatura ya llega a su ecuador y, si se agota, las elecciones serán en noviembre de 2015, con lo que un 2014 de crecimiento negativo puede dar al traste con las previsiones del Gobierno. Sus cambios de políticas, las medidas adoptadas, no funcionan y posiblemente le pasen factura. España se desangra y, como dijimos hace unos meses, "necesitamos un entrenador para salvarnos del descenso". Ojalá 'The Economist' se equivoque en sus predicciones, pero el daño ya está hecho. La economía mundial se mueve por la confianza que despiertan los países y estas informaciones son un jarro de agua fría para España. Aunque contrasten con las previsiones de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, que estiman un crecimiento de la economía española del 0,8 % para el próximo año y con las de la OCDE, que prevé un crecimiento del 0,5 %, los mercados son muy conservadores, muy pesimistas, y se quedarán con el peor de los augurios, algo que nos ayudará muy poco. Pero el daño no lo ha hecho 'The Economist', el daño lo está haciendo el propio Gobierno, con sus cambios de opinión, con sus vaivenes, con sus incumplimientos. El tiempo se acaba y el Gobierno está KO, ojalá me equivoque.
Ayer se conocía un estudio, realizado por 'The Economist', en el que se concluía que España seguirá en recesión en el próximo año 2014. Según esta publicación la caída del Producto Interior Bruto (PIB) español será en 2014 del 0,1 %, siendo el único País, junto a Portugal y Grecia con crecimiento negativo, de más de 50 países analizados. Y es que las medidas adoptadas por este Gobierno no convencen. Por muchas razones que puedan tener para haber cambiado su programa electoral y aplicar una política económica contraria a lo anunciado y contraria a su ideología, (algo que no comprendo, más cuando no se han dignado a explicarlo a los ciudadanos); por muchas razones que puedan tener para haber subido los impuestos más que lo propuesto por Izquierda Unida en su programa electoral, las medidas adoptadas no dan resultados palpables, pues la economía parece que va a seguir sin crecer y el desempleo va en aumento. El tiempo pasa y se le acaba al señor Rajoy, aunque parece que queda mucho la legislatura ya llega a su ecuador y, si se agota, las elecciones serán en noviembre de 2015, con lo que un 2014 de crecimiento negativo puede dar al traste con las previsiones del Gobierno. Sus cambios de políticas, las medidas adoptadas, no funcionan y posiblemente le pasen factura. España se desangra y, como dijimos hace unos meses, "necesitamos un entrenador para salvarnos del descenso". Ojalá 'The Economist' se equivoque en sus predicciones, pero el daño ya está hecho. La economía mundial se mueve por la confianza que despiertan los países y estas informaciones son un jarro de agua fría para España. Aunque contrasten con las previsiones de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, que estiman un crecimiento de la economía española del 0,8 % para el próximo año y con las de la OCDE, que prevé un crecimiento del 0,5 %, los mercados son muy conservadores, muy pesimistas, y se quedarán con el peor de los augurios, algo que nos ayudará muy poco. Pero el daño no lo ha hecho 'The Economist', el daño lo está haciendo el propio Gobierno, con sus cambios de opinión, con sus vaivenes, con sus incumplimientos. El tiempo se acaba y el Gobierno está KO, ojalá me equivoque.