En esa primera etapa se adoptó la medida como atenuante y como “mal necesario”, muchas veces lleno de desconfianza y segregación, limitándose el desarrollo del sector. Es por esto que los “nanoempresarios” muchas veces no crecían más allá de un pequeño kiosco, que todos llamaban Timbiriche, donde vendían alimentos ligeros o baratijas.
Hoy en el país, con el amparo de esta época de “actualizaciones”, se han implementado cambios profundos con vistas a desatar un sector que jamás debió desaparecer.
Al parecer, hoy en día, ya los Timbiriches no son “un mal necesario”, sino parte importante de las estrategias de desarrollo a mediano y largo plazo de la economía del país, como fuente de empleo paralela al sector vinculado al Estado y un camino para que los cubanos alcancemos prosperidad y riqueza personal por nuestros propios esfuerzos.
Los blogs “Salir a La Manigua” de Santiago de Cuba y “Desde mi ínsula” en La Habana, abren un espacio para que los “cuentapropistas”, “timbiricheros”, trabajadores privados o pequeños empresarios cubanos cuenten sus historias, sus aciertos y desaciertos, sus necesidades y aspiraciones.
Agradecemos la ayuda de todo el que le interese colaborar y de los “cuentapropistas” que quieran contar su historia.
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