Eso es el delicado proyecto de la moneda única. Un doble rasero que obliga a los estados a utilizar el circuito bancario para financiar la deuda pública que les va venciendo además de los gastos que no pueden cubrir con ingresos (déficit). Y mientras el discurso oficial se centra en que la enfermedad está en las cuentas públicas, se gana tiempo para que la banca salga de esta.
El primer chute de liquidez se realizó en diciembre de 2011 y tenía como objetivo que las entidades la utilizaran para comprar deuda pública mucho más cara y así rebajar la presión que se estaba ejerciendo sobre la deuda soberana de los países europeos, sobre todo de los periféricos. En aquella ocasión se intentó evitar que la economía europea entrara en depresión y la entidad prestó a 523 bancos un total de 489.190 millones de euros, en su primera subasta a tres años.
En Febrero de 2012 el BCE volvió a dar un manguerazo de liquidez a la banca privada europea que alcanzó los 529.531 millones de euros y del que se beneficiaron 800 bancos de la zona del euro. Este préstamo tenía un plazo de tres años. Esta nueva inyección debería haberse reflejado en la reactivación del crédito bancario. Nos vendieron que este segundo chute de capital debería ir destinado a que el dinero llegara de una vez por todas a las economías reales. Es decir, para que los bancos reciban la liquidez que llevan solicitando y así poder transformarla en créditos a familias y empresas y así poder empezar a reactivar la actividad económica.
Resumiendo, entre diciembre de 2011 y febrero de 2012, el BCE prestó más de 1 billón de euros (¿os resulta la cifra familiar?) a más de 800 bancos por un período de 3 años a una tasa de interés del 1% (en un momento en que la inflación era de 2%).Esto es lo que se conoce como TLRO (Targeted Long Term Refinancing Operation). De hecho, el regalo a los bancos fue más lujosa de lo que sugiere una tasa de interés de sólo el 1% (ya muy ventajosa). ¿Por qué? Por dos razones simples:
1. Si un banco pide prestado más de tres años para el período completo y no reembolsa el préstamo antes de tiempo, se paga el interés sólo después de tres años; 2. Esta tasa ya se ha bajado varias veces, hasta el 0,05% en septiembre de 2014. Por ejemplo, Dexia, que pidió prestado más de 20 millones de euros al BCE por un período de 3 años a principios de 2012; no tendrá que reembolsarlos 20 mil millones hasta principios de 2015. A esa cantidad se añadirá el pago de intereses, que se calculan de la siguiente manera: una tasa de interés del 1% hasta julio de 2012, el 0,75% para el período comprendido entre julio de 2012 hasta el mayo de 2013, un 0,50% de mayo 2013 a noviembre de 2013, el 0,25% entre noviembre de 2013 y junio de 2014, el 0,15% a partir de junio 2014 hasta septiembre de 2014 y al 0,05% de interés de partida en septiembre de 2014.
Así, un banco como Dexia pagará el interés sólo en el punto en el tiempo cuando se reembolsa el monto que pidió prestado. ¿Qué sucede en ese punto? Obviamente muchos bancos - como Dexia o como el principal banco italiano, Intesa Sanpaolo (ISP.MI) (que recibió 24 millones de euros en operaciones LTRO), y Espírito Santo (el 2º banco portugués), en peligro de colapso desde julio de 2014 – no será capaz de reembolsar el importe prestado a menos que obtengan un nuevo préstamo, más o menos equivalente al anterior.
Es por ello, qué casualidad, que en septiembre de 2014, el BCE salió con una nueva concesión de 400 mil millones de crédito adicional a largo plazo para los bancos. Evidentemente con la misma cantinela: Oficialmente esta medida se supone que debe animar a los bancos a aflojar los cordones de la bolsa para las PYME con el fin de poner en marcha la producción y crear empleos.
Y, de hecho, esa es la verdadera razón de ser de la TLTROs. Pero el BCE no puede decirlo oficialmente, ya que tiene que contribuir a la ilusión de que los bancos están sanos, que han limpiado sus libros, no están cortos de dinero en efectivo, etc, y es por eso que Mario Draghi anunció que los TLTROs se utilizarán para financiar las PYME.
Pero, acuérdense de que hay por ahí unos 529.531 millones a pagar en 2015. Y, visto el fracaso de la reactivación de las economías reales, un tercer chutazo era políticamente inviable. Así que se ha hecho lo único que quedaba por hacer, la flexibilización cuantitativa a la europea, inyectando entre marzo de este año y septiembre de 2016 algo más de un billón de euros bajo el pretexto de combatir la sombra de la deflación y el estancamiento secular, término que debemos atribuírselo a Larry Summers. Para explicar este crecimiento tan débil (y que además no crea empleo) Summers avanzaba la hipótesis de lo que llamaba Secular Stagnation, que tiene mala traducción al español, pero que sería algo así como “estancamiento permanente”. Su análisis se centraba en la economía de Estados Unidos, pero es aplicable a otros países avanzados. Hablaba de que tal vez la economía de Estados Unidos haya llegado a un punto en el que su potencial de crecimiento sea demasiado bajo como para poder sostener crecimientos del PIB per cápita sin políticas monetarias permanentemente expansivas; es decir, que sólo podría mantener un crecimiento medianamente decente creando burbujas. Y, aun así, que ese nivel de crecimiento no sería demasiado elevado. Desde el punto de vista teórico lo que habría ocurrido es que el tipo de interés de equilibrio en la economía habría bajado tanto que las políticas monetarias ultra expansivas no serían suficientes para estimular la demanda. Y la implicación a largo plazo sería que se habría entrado en una dinámica en la que el crecimiento sólo se podría conseguir generando burbujas que, como posteriormente estallan, dejan a la economía maltrecha. Así, se habrían acabado los felices años de la Gran Moderación macroeconómica (baja volatilidad en el crecimiento) de los años 1980/1990 y las economías avanzadas se enfrentarían a una situación de mucha mayor incertidumbre, donde además la política monetaria debería ser permanentemente expansiva si se quiere sostener el crecimiento, algo que espanta a quienes sostienen que tarde o temprano imprimir tanto dinero terminará reflejándose en inflación.
¿Qué nos reportará 2017? Agárrense que vienen curvas.