Han transcurrido más de cien años desde aquellas celebraciones romeras con características que le daban sus propias señas de identidad. La romería del Santísimo Cristo de Morales, que era día festivo en la capital atraía gran gentío a la pradera en torno a la ermita en la que se celebraban solemnidades religiosas.
Desde muy de mañana, solían acudir numerosos grupos de familias y amigos caminando con su carga de viandas que consumirían alegremente a su llegada a los alrededores de la ermita. Otros muchos concurrentes eran transportados en los famosos coches de los hermanos Pintas. Decía una crónica de la época que los simpáticos hermanos José y Tomás Gómez "Pintas" habían llevado al Cristo en sus carruajes más de cuatro mil personas. Otro conocido transportista, Francisco Alonso, puso cinco carruajes también para el transporte de pasajeros a la romería. El hermano de este transportista se lució con cinco preciosos caballos blancos enjaezados con aparejos sevillanos.
No faltaba durante toda la jornada la animación musical que aportaban varios organillos que sonaban sin descanso. Además, la banda de música del Regimiento Toledo amenizó los bailes tocando un selecto repertorio.
Los acreditados establecimientos del Café París, el Águila Negra, El Peso, Gerardo Inestal y la viuda de Holgado, entre otros, instalaban allí sus puestos de comidas con notable éxito de consumiciones.
En la función religiosa solía pronunciarse desde el púlpito un solemne sermón pronunciado por afamadas personalidades religiosas, como don Amando Gómez.
Asimismo, la procesión salida desde el pueblo de Morales hacía el recorrido hasta la Ermita con gran animación.
Aunque la romería del Santísimo Cristo de Morales se sigue celebrando cada año el día 9 de mayo, con parecidas solemnidades religiosas, procesión y gran concurrencia de fieles, ya no es día festivo en la capital y no se ven aquellos caballos enjaezados, los organillos, los carruajes de tracción animal y aquellas largas caravanas de romeros transportando a pie barreños repletos de comida.
Ahora son los automóviles los que invaden grandes espacios complicando la circulación y el deambular de las personas, aunque todavía hay lugar para degustar sabrosas tapas, embutidos, rosquillas, avellanas y demás "chupitangas".