El tipógrafo
Hay un paisaje grabado en mi mente de dos mil doscientos diecisiete metros dentro de una sola estampa del recuerdo - La casa de Rosario, la cuesta con seto y el pilar; el camino estrecho, a un lado el terraplén empinado hasta el eucalipto alto y el rio detrás de las cañas; los postes gigantes y gruñones de la electricidad y la curva de tierra roja al frente donde cavamos una pequeña puerta para lo que iba a ser una vez una cueva: Abajo oscuridad y el runm de la espuma blanca, alto el puente… y a mano izquierda después de la valla alta la pequeña aldea mirando al agua mansa… gris el suelo de moredas; tornillos y piezas mecánicas oxidadas, abandonadas entre el hierbazal; el camino a la escuela después; huertos, la alberca… Doña Juana en su tarima delante de lo que el domingo sería el altar de Don Diego… ¡todo a la vez, todo a la vez… ¡ Hay caras y cosas, nubes, piedras y letras, que caben en mi estampa… pero no aquí.
© f. buendía