Revista Comunicación

El tonto del pueblo como portador de la verdad

Publicado el 13 marzo 2017 por Albert Perez Novell
Umberto Eco dijo: “El drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como portador de la verdad” y yo añado, el sistema educativo ha creado un receptor muy habilidoso con artilugios TIC, pero que no se entera de nada. Antes, en el modelo industrial de producción de contenidos, las cabeceras informativas, aunque solo fuera para conservar su prestigio, procuraban mantener un cierto nivel de verdad en sus contenidos. Volviendo a Eco: “No estoy seguro de que Internet haya mejorado el periodismo, porque es más fácil encontrar mentiras en Internet que en una agencia como Reuters”.
El fenómeno de la desinformación en Internet radica en que en este medio una información falsa o de baja calidad tiene la misma capacidad de hacerse viral que un hecho auténtico e informativo.El tonto del pueblo como portador de la verdadEstamos asistiendo a la ruptura del contrato implícito existente entre emisores profesionales de la industria de los media y el público, fundamentado en una cierta ética sobre la verdad. Aunque, como dice Russell, la visión de la verdad debe estar en algún grado contaminada por la duda, solo la idea de verdad, nos permite hablar con sensatez de errores y de crítica racional, la discusión en busca de errores para eliminarlos y acercarnos más a la verdad. La verdad así es una idea reguladora, necesaria, que incluye la duda, pero no la incredibilidad permanente en la que nos hemos instalado.El sunami postindustrial de contenidos al que estamos sometidos, vehiculados a través de múltiples canales y plataformas, lejos de promover una sana comunicación subvierte, no solo la verdad, sino la verosimilitud de muchos de los mensajes que circulan. Impregnando a todo el tejido social de incertidumbre, y pregnando, por ende, a los media clásicos.

Cualquiera comunica y cualquiera miente con total impunidad, desde mi cuñado, hasta Trump.Y lo que es peor, las jóvenes generaciones no decodifican nada bien estos contenidos. Un estudio realizado por expertos en psicología cognitiva de la Universidad canadiense de Waterloo,  explica que: Tres de cada cuatro jóvenes entre 12 y 15 años y 5 de cada 6 de entre 8 y 11 años no sabe distinguir entre anuncios de Google y resultados orgánicos en una búsqueda.Los que llamamos “nativos digitales” personas que crecieron con Internet y los smartphones dominan la tecnología mejor que las generaciones anteriores, pero no parecen enterarse mucho de los contenidos y no tienen criterios para discernir su fiabilidad. La mentira se ha instaurado como moneda de cambio en todos los foros, de ahí que en determinados círculos “hípster”, “cool” o, simplemente, “papanatas” se hable de que estamos en la era de la “posverdad”, otros más directos hablan de “fake news” , concepto que, no solo es aplicable a las que circulan por Internet de procedencia desconocida, sino a muchas que generan los periodistas en general, y muy principalmente, a los que trabajan para determinados círculos de poder.La verdad ha perdido su valor de uso y la mentira ha incrementado su valor de cambio, lo que afecta directamente a la libertad, por cuanto introduce la desconfianza y la inseguridad en un aspecto trascendente como es la circulación libre y segura de la información. A esta efusión de lo falso, se junta la inflación de contenidos de baja calidad, lo que coadyuva a empeorar el escenario y esto no solo afecta al universo noticioso, sino que incide ya en la producción editorial y su calidad. La autoedición se está imponiendo sin el filtro de los editores profesionales. Mucha gente hace realidad el dicho, de origen árabe, que dice: en la vida hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, aunque esto último se lo podrían ahorrar.El contenido sin contenido:Cuando se junta la transustanciación del pan y el vino en la eucaristía de la misa católica, con la la intransitividad del verbo comunicar en las redes: es decir, la substitución de la interpretación racional por la creencia. La Red se llena cada vez más de tonterías pseudo-profundas, las librerías de anaqueles dedicados a libros de autoayuda. En definitiva, comunicamos el vacío y lo llenamos de afirmaciones aparentemente impresionantes que se presentan como verdaderas y llenas de significado, pero que en realidad están vacías de contenido.Twitter es el medio ideal para la difusión de estos consejos vacíos, quien no recibe varios cada día en twitter o LinkedIn, como por ejemplo:frases de Deepak Chopra,  médico, escritor y conferencista indio, autor de obras de moda como La receta de la felicidad, La perfecta salud o El alma del liderazgo.  Consejos de Chopra que no tienen desperdicio: ·   Nada es más importante que reconectar con tu felicidad. Nada es tan rico. Nada es más real.
·         La vida te da un montón de tiempo para hacer lo que quieras si te quedas en el momento presente.·         El mayor misterio de la existencia es la existencia misma.·         Etc…
Es curioso que quienes los mandan creen a pies juntillas que te hacen un favor y realmente te lo hacen porque los ubicas donde deben estar: en la papelera en el presente, y en mensajes rechazados para el futuro.Un estudio que lleva por título: Sobre la recepción y detección de tonterías pseudo-profundas. (On the reception and detection of pseudo-profound bullshit) y publicado en noviembre de 2015 en la revista de psicología Judgment and Decision Making, del  psicólogo Gordon Pennycook,  y sus colegas nos dice  que las personas propensas a creer en este tipo de discurso tienen algunas carencias en inteligencia y fluidez verbales, así como una marcada tendencia a construir sus ideas entorno a procesos de tipo conspirativo. También se trata de personas más propensas a dar crédito a técnicas de medicina alternativa.
Aparte de analizar los tuits del inefable Chopra, los autores del estudio realizaron una batería de pruebas. En ellas se mostraron a un grupo de voluntarios diferentes frases cuya sintaxis es correcta, pero no son más que series de palabras sin ningún sentido como las anteriores:
·   El significado oculto se transforma en incomparable belleza abstracta.·   La atención y la intención son la mecánica de la manifestación.
La sola presencia de palabras con un significado abstracto o profundo como oculto, belleza o manifestación son suficientes como para que muchos sujetos perciban las frases como profundas y significativas. De hecho, esta tendencia se mantiene si se cambia el orden de las palabras:
·   La belleza abstracta se transforma en incomparable significado oculto.
Las técnicas de coaching, la gestión motivacional del personal, en las empresas está impregnada de esta tontería supina, lo que me preocupa tanto o más que lo jóvenes no se enteren. Pensar que ejecutivos con sus MBAs utilizan estas técnicas de manipulación emocional es preocupante, por dos motivos: o son idiotas, o son unos perversos de cojones que nos creen idiotas al resto de los humanos.
Un Coach de referencia en este país Alex Rovira no está exento de estas frivolidades, y de muchas obviedades, es más, es un impulsor incontinente de este tipo de contenidos: “Vivir es regalar brisas de alegría”.
O la apócrifa, tantas veces retuiteada: "muchas veces perderse es la mejor manera de encontrarse a uno mismo"
Algunos dicen que: para entenderlas es necesario tener la mente abierta, pero como precisa Pennycook, no tan abierta que se nos caiga el cerebro al suelo.
© Albert Pérez Novell,

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