El Tour de Francia de 1992 XXXII

Por Rafael @merkabici


Así las cosas el ascenso a la Croix du Fer se presenta como un momento más calmado para los grandes candidatos a la general del tour de Francia, un instante de relax que aprovechan muchos de los segundas espadas para filtrarse en una escapada peligrosísima que tiene en Jesús Montoya a su ciclista más destacado.

Y lo es porque el pequeño murciano (aunque residente en Cantabria) lleva una temporada magníficas en la cual destacan sus dos segundos puestos en pruebas tan prestigiosas como la París Niza y sobre todo la Vuelta a España, que perdió frente a un inspiradísimo Rominger en la contrarreloj después de haber liderado la prueba durante un par de semanas. De esta forma el grupo parece que puede tener futuro, máxime cuando desde atrás enlaza otro corredor de importancia.

El protagonista del día

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Este no es sino Andrew Hampsten, el americano del Motorola que tan buena etapa hizo ya el día anterior en Sestrieres. Hampsten está relativamente cerca en la general, y aunque su salto no preocupa especialmente el hecho de que se haya movido desde tan lejos sí que hace que el ritmo se haga más exigente en un grupo que ya no es ni mucho menos numeroso. Y esto, a su vez, tiene consecuencias dramáticas para uno de los grandes favoritos a este Tour de Francia.

Es Gianni Bugno el que no puede seguir el ritmo de sus compañeros y ve alejarse de manera definitiva sus posibilidades de tener algo que decir en el Tour. Un Bugno derrotado anímica y físicamente por Indurain, que está pagando el mazazo moral del Galbiier, del día anterior, de la crono de Luxemburgo. Un Bugno que ve cómo el pelotón se le marcha y pasará por la cima de Croix du Fer a más de dos minutos de los mejores, pese a la inestimable ayuda, una vez más, de Laurent Fignon. Un Bugno que, quizás aun no lo sabe (o quizás sí) está cavando su propia tumba como vueltómano en estos momentos.

Theunisse, otro de los nombres importantes de la jornada

Por delante los mejores afrontan la bajada con muchas más tranquilidad que la del Galibier. Con tanta que incluso el italiano vuelve a contactar. No pasa nada, a nadie ya preocupa. El Tour ha quedado reducido a un duelo entre Indurain y Chiapucci, que promete guerra en el mejor escenario posible, en el puerto de los puertos. Allí delante, tras el descenso, se llega a Bourg d´Oisans. Allí delante, tras el descenso, están las 21 curvas de Alpe d´Huez, el puerto que casi tiene medio siglo de historia, que coronó por primera vez en cabeza Fausto Coppi en 1952, que supuso la primera llegada en alto del Tour de Francia, que ha escrito gestas indelebles de este deporte con Hinault, con el hoy renqueante Lemond, con un MErckx que sufrió sobre sus rampas como nunca en su carrera en aquel Tour de 1977 tan legendario y que tantos ríos de tinta ha hecho correr.