La amistad unida a lo que anteriormente comentábamos no puede o debiera acabar en gregarismos en parte auspiciados por la “volonté de puissance” o en cratofilias tendentes a sostener el “stauo quo” y cuya consecuencia más inmediatas es la restricción de libertad de los otros, no tanto porque se prohíban ciertas manifestaciones (expresión o propuestas de actuación) sino porque una gran parte del modelo de convivencia y actuación va a estar definido de antemano por esa dependencia relacional que se suscita en función de los enunciados que Negrier nos expone. Por eso la amistad en logia debe ser un modelo de independencia y de transparencia hacia el otro, de tal modo que la logia tenga la seguridad de que las decisiones, gusten o no, no podrán estar hipotecadas por esa dependencia relacional que ha procurado un mal desarrollo de la Amistad. La dualidad de las vías de acceso al conocimiento. Nos dice Negrier en el citado capítulo que en masonería hay dos tipologías de espíritus: por un lado aquellos que estudian la tradición esotérica (los simbolistas) ; y los que se creen dignos sucesores de René Descartes y las Luces del siglo XVIII (racionalistas) . Los primeros tienden a interpretar objetivamente los símbolos tradicionales y ellos representan la tendencia hermenéutica de la masonería. Los segundos utilizan los símbolos como simples soportes de su meditación subjetiva y ellos representan la tendencia profética de la masonería.
Las dos tendencias coexisten en la masonería y son una parte representativa de las fuerzas que mueven a los masones y a la propia masonería, y nadie debe sentirse ni legitimado , ni desligitimado por estar en una u otra posición, el enunciado de una por la otra , el intento de descubrirse, de interpretarse o de interpelarse la una a la otra no puede ser entendido por un ataque o una guerra, sino por la propia acción dialéctica que se produce entre la coexistencia de dos visiones en la logia. Unos representan el espíritu griego de Homero y Platón, los estoicos, los cínicos o los seguidores del epicureísmo, y los otros al esoterismo cristiano como vía del conocimiento. “Car tu n´as pas besoin des choses cachées. Dans ce qui te dépasse ne vas pas t´immiscer, car ce qu´ont t´a montré est déjà trop pour l´íntelligence humaine.
Pero ambos grupos han de saber separar las esencias de lo superfluo, los dogmas y tópicos que ambas posiciones arrastran sin una consideración crítica hacia ellos, la aceptación de estas dos cuestiones en logia, en planos de igualdad sin balanzas autobasculadas, sino muy al contrario por la acción de la compresión de las diferencias del otro, que es lo que nos debe mantener unidos en el trabajo logial. En logia se han de saber respetar la distintas vías, que pasan por la introspección llevada desde la acción individual de cada Hermano de penetrar en los misterios, en las amplias lagunas de la historia masónica, del simbolismo, etc. Los Hermanos deben saber que cada uno de sus iguales debe ser respetado por ese valor de plantear en solitario aquellos resultados de sus experiencias y estudios, pues han salido de la búsqueda de la verdad y no de la recitación coránica del tópico o dogma al uso. Las afirmaciones dogmáticas Otro de los problemas que surgen en el trascurso de los trabajos en logia, es el dogmatismo, entendido este como la universalización de ciertas afirmaciones. El problema teórico pasa por la cuestión de los dogmas en tanto que el pensamiento se reduce a una subjetivación puramente individual, y como tal no es universal, y como consecuencia es incompatible con cualquier extensión dogmática. Hay que tener en cuenta el relativismo en que se mueve la masonería y por tanto entramos en las dinámicas del funcionamiento del pensamiento y sus enunciados y los problemas de la universalización de las verdades o de los dogmas. Un pensamiento dotado de fundamento ontológico no tiene derecho a ser afirmado como una verdad universal ante otros interlocutores. Es más un locutor no puede enunciar un pensamiento ontológico como una verdad universal que no sea capaz de ser reconocida por sus interlocutores ese reconocimiento del origen ontológico de es este pensamiento y por consecuencia de su carácter universal.. No debemos olvidar que en logia el locutor se dirige al grupo, y puede enunciar una verdad universal sin que ninguno de los Hermanos de la logia la ratifique, dentro de ese encuadramiento de la comunicación pública. Digamos que el locutor propone y el interlocutor dispone. Pero todo ello debe plantearse el trabajo en logia desde un ángulo neutro, donde lo anteriormente expuesto no tenga, no cabida, porque ello sería utópico, pero si es menester que siendo conscientes de todas esas subjetividades en logias, estas consideraciones tengan el menor peso posible. Sería todo un deseo. Víctor Guerra