Hace ya una década que el estudiante Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo en la plaza más conocida de Sidi Bouzid, Túnez. Su suicidio representó la frustración contra la dictadura de Ben Ali y provocó el inicio de las revueltas árabes, que prometían grandes cambios. Sin embargo, diez años después muchos de los problemas de entonces siguen vigentes, provocando en enero de 2021 un nuevo estallido de protestas que demostraron lo frágil que puede ser una transición democrática.
Túnez nunca se ha llegado a recuperar de una crisis socioeconómica que ahora ha ido a más durante la pandemia. En las últimas protestas, que pronto se extendieron por las ciudades principales, miles de ciudadanos corearon los mismos lemas que hace diez años, ahora contra un sistema político corrupto y la falta de oportunidades para los jóvenes, infraestructuras y servicios básicos. Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad dejaron más de seiscientos detenidos solo el 20 de enero, la mayoría de entre quince y veinte años; a final del mes ya eran 1.400.
La música ha catalizado las demandas en las calles. Del trap al folclore, pasando por el pop orient al hip hop más tradicional, componen la ban...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaEl trap y el rap: la banda sonora de la revolución tunecina fue publicado en El Orden Mundial - EOM.