Fotografías: Carlos Moreno Porras
Uno de los momentos más emotivos del día 8 de Septiembre, que marca el ecuador de la jornada festiva, es el traslado de la imagen de la Divina Pastora a su paso procesional con el que recorrerá las calles del pueblo unas horas más tarde. Nuestra Bendita Madre desciende del Risco para caminar, más cercana que nunca, entre su pueblo y se acerca a los más mayores e impedidos para que puedan disfrutar de su presencia, besar su mano y hablarle cara a cara como una hija habla con su madre. Un momento único en el que se desbordan las emociones, los vivas y las aclamaciones de los pastoreños que rodean a su Pastora, acompañándola en su caminar hasta que sube a su paso. Ese instante, repetido durante años, durante siglos, de otras formas y con otras manos que abrazaron amorosamente a la Virgen para subirla a la peña del paso. Ese instante en el que pastoreño ya sabe que todo va a hacerse realidad un año más, en cuestión de horas, y que pasará "in ictu oculi", en un abrir y cerrar de ojos, en un sueño que no se desvanecerá nunca y del que Cantillana no querrá despertar hasta un nuevo ocho de septiembre, para volverse a postrar ante su Divina Pastora.
Fotografías: Carlos Moreno Porras
Fotografías: Carlos Moreno Porras