Lo que sé es a que se dedican. Entre 800 y 1.000 € (ya hay rebajas, ojo) por un puesto en el futurible "salón de vinos radicales". Genial todo. Y habrá quien los pague, claro está. Cosa seria esto, que suscita preguntas, por ejemplo; ¿Cuantos se retratarán?. De esos cuantos, ¿alguno ES realmente radical, o solo en apariencia?. Y la mas importante ¿por qué?Esta ultima cuestión me viene a la cabeza por algo que me dijo un elaborador amigo no hace mucho. Se preguntaba este hombre por la utilidad para su proyecto de según que ferias y me decía "yo no voy a ninguna. Bueno, a A Emoción dos Viños, pero eso no es una feria". Y no cuesta 800 €, añado. Ni 1.000. Cuesta 80. Y hay a quien le parece mucho... Hay. Así que, ¿por qué?. ¿Por qué habría de querer retratarme como viticultor en un evento que me identifica como parte del problema o, como poco, como ignorante total de la realidad?. No se trata de discutir el prestigio personal de nadie, se trata de analizar si ese prestigio y la forma de gestionarlo son, a día de hoy, beneficiosos o negativos para un proyecto. Yo creo que lo primero, pero habrá quien creerá que no. Que no. Que Peñín es poco menos que Moises con las tablas de la ley y que lo que toca se vuelve oro. Hay quien aún cree esto.
Yo creo, por ejemplo, en Eulogio Pomares. Creo en "El Palomar" y en "Tras da Viña". Cuando conocí este ultimo, allá por 2007, flipé. Literalmente. Albariño que no es, 30 meses en deposito de acero, aromas nuevos, respeto, devoción. Una barbaridad. Lo recuerdo como si fuera hoy. Ese albariño y la nula necesidad que tenía Eulogio Pomares de meterse en estos embolados. Ninguna.Poneos en su lugar; cuarta generación de una bodega consolidadísima, emblema del Rías Baixas mas clásico. Viticultor formado en Burdeos, joven, con todo hecho. ¿Para que te lías?.Y en una década, revolución. Albariño en deposito, en madera, viticultura sin herbicidas y sostenible, elaboraciones fuera de lo establecido en la zona y para rematarla, tintos de variedades autóctonas pero abandonadas. Es dinamitar desde dentro. Tal cual. Marat, dinamitando al "establishment" francés desde dentro.
Lo mas complicado de casi todo esto suele ser entender el valor añadido que conlleva. No es posible expresar con palabras que es eso de la "Emoción" en los vinos. Podemos poner docenas de ejemplos y jamas nadie será participe de nuestra particular parte de emoción. No es transmisible, no es traspasable, no se puede vender y no se puede alquilar. Es de cada uno y de cada quien. A mi me llega oliendo este Zárate "El Palomar" de 2013. Vino jovencísimo que debe aún pasar por preescolar, infantil, primaria y secundaria antes de empezar a decir cosas coherentes, pero de tal potencial que da miedo. Miedo a que desaparezca, miedo a que no quede, a que cuando lo recuerdes sea tarde.
No admite comparación Zárate y, por ejemplo, Martín Codax. Lo siento. Seguro que en la cooperativa están encantados de conocerse y orgullosos de lo que hacen, seguro. Genial. Pero, con perdón, no.
No.Así que, terminando de nuevo en el hilo por el que empezábamos, preguntando; ¿para que voy a pagar 1.000 € por acudir a un evento donde "radical" puede ser, por ejemplo, un vino de Martín Codax?. En términos revolucionarios, ¿me interesa esa trinchera?.* Fotos: de mi autoría