El tren de las 3:10 (James Mangold, 2.007)

Publicado el 31 mayo 2010 por Rugoleor @rugoleor

Título original: 3:10 to Yuma

Director: James Mangold

Guionistas: Halsted Welles

  Michael Brandt

  Derek Haas

Intérpretes: Russell Crowe

  Christian Bale

  Logan Lerman

  Ben Foster

  Peter Fonda

  Dallas Roberts

  Vinessa Shaw

  Slsn Tudyk

Productor: Cathy Konrad

Fotografía: Phedon Papamichael

Música: Marco Beltrami

Montaje: Michael McCusker

Nacionalidad: Estados Unidos

Año: 2.007

Duración: 122 minutos

Edad: 13 años

Género: Accion, Crimen, Drama, Oeste

Distribuidora: Wide Pictures, S. L.

Estreno: 05-09-2.008

Página WEB: Web oficial de la película en España

  Web oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 7,746 Espectadores: 196.479

Vizcaya: 7,599 Recaudación: 1.161.082,35 €

España:   Puntos (Popularidad):  

Rugoleor:   Índice de popularidad:  

Sinopsis:

Dan Evans es un veterano del ejército de la Unión que está a punto de perder su rancho a causa de las malas cosechas. La fortuna ofrece una oportunidad a Dan cuando es capturado el célebre forajido Ben Wade, violento y despiadado atracador cuya banda lleva años asolando la vía férrea de la Southern Pacific, asesinado a quien encuentra a su paso. Pero el arresto de Wade no es sino el primer paso, ya que tendrá que ser escoltado por un grupo de hombres muy bien pagados, entre los que se encuentra Dan, hasta la ciudad de Contention. Desde allí, sale un tren con un vagón-celda que le llevará a Yuma para ser juzgado por un tribunal federal. Éste viaje de tres días se convertirá en una pesadilla porque detrás del aspecto atractivo y encantador de Wade, se esconde un manipulador capaz de sacar partido del menor asomo de debilidad.

Tras el decepcionante biopic de Johnny Cash (“En la cuerda floja, 2.005”), James Mangold recuperó la buena forma con este brillante y ejemplar remake que reinventa aquel clásico western filmado por Delmer Daves en 1.957 y protagonizado por Glenn Ford y Van Heflin. Russell Crowe y Christian Bale toman el relevo en una recreación de la historia que apuesta por la acción sin desdeñar la carga melodramática ni los ingredientes místicos, del sacrificio a la redención.

Crítica:

05.09.2008 – JOSU EGUREN

El ‘western’ ha vuelto

El estreno de “El tren de las 3:10” debería servir para reivindicar el 'western', un género al que incomprensiblemente muchos aficionados siguen atribuyéndole un carácter monolítico. Existen muchos 'westerns' que sirven como contenedores de los tópicos comúnmente relacionados a las historias ambientadas en el salvaje oeste (el sheriff, los indios, el círculo de carretas, el 7º de caballería...), pero también existen numerosas pruebas que nos permiten ensanchar las fronteras del género. Películas como “Solo ante el peligro”, “Johnny Guitar” o “Encubridora” son clásicos que ponen en duda la facilidad con la que a veces se trata de definir uno de los pilares fundamentales de la historia del cine.

En ese grupo de películas perpetradas al margen de los cánones establecidos se sitúa el clásico de Delmer Daves “3:10 to Yuma”, un filme de culto en el que los duelos armados quedaban solapados por un intenso enfrentamiento psicológico y dialéctico. Tomando como referencia la obra de Daves, James Mangold (“Copland”, “Inocencia”, “En la cuerda floja”) se suma a la tímida revitalización del género (“Open Range”, “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”,...) a la que venimos asistiendo en los últimos años para firmar un trabajo notable que, sin llegar a la maestría, supera con suficiencia el carácter impersonal propio del resto de su obra. Con un ojo puesto en la crepuscular “Sin perdón” y una lealtad admirable hacia el trabajo de Delmer Daves, Mangold compone una historia de personajes en la que la tensión dramática queda servida en bandeja con el enfrentamiento entre Christian Bale y Russell Crowe, dos hombres que han forjado su carácter en una tierra en la que la violencia es siempre la mejor carta de presentación.

Puede que “El tren de las 3:10” llegue unos minutos más tarde que su predecesor, pero se agradece la oportunidad que Mangold nos brinda de recuperar el gusto por un género que todavía sigue vivo.