Parte I
El resultado de las elecciones presidenciales en Chile era predecible: por mayoría ganaría Michelle Bachelet, la candidata “izquierdista”, y así ocurrió. Evelyn Matthei, su opuesto pero no mejor por eso, obtuvo un poco más de la mitad de votos que la ganadora. Tal vez se exagere en los medios, tal vez se dé a conocer como grande e importante el triunfo de Bachelet, pero realmente no fue así: la abstención (recordemos que el voto es voluntario) fue de casi el 59%, y yo formé parte de ese porcentaje (quienes crean que por ello no puedo opinar, pueden meterse sus palabras por donde les quepan: la opinión no depende del voto).
Anteriormente ya expuse los motivos de por qué no se debería votar por Michelle Bachelet, y al parecer, como toda la información disponible en internet, no fue suficiente para detener esos votos (aunque, al menos yo, tampoco esperaba el triunfo de Evelyn Matthei, ambas candidatas eran terribles). De todos modos no se podía informar totalmente a la población modelo que votó por la próxima presidenta del país: personas de clase baja, media, o media-baja que votan por la sonrisa y no por las propuestas (sí, las estoy llamando ignorantes).
Sé que la economía de un país no lo es todo, que existe educación, cultura, sociedad, y muchas otras áreas, pero también sé que, en un mundo globalizado, es lo que predomina. Es así que durante el primer mandato de la electa presidenta, la educación, y los derechos civiles se vieron tanto afectados negativamente como no modificados. En muchas áreas no hubo avance. Pueden leer esta comparación entre el ya mencionado gobierno y el de Sebastián Piñera, que está por terminar.
Durante los próximos 4 años me consideraré de oposición, y espero que no se actúe de manera irresponsable como se hizo anteriormente. Al parecer en Chile por poder se hace cualquier cosa; como ejemplo pongo a Camila Vallejo, quien le dio su apoyo a Bachelet luego de declarar que no lo haría, y además ahora es diputada por La Florida, lo que la llevará a ganar millonarios sueldos mientras el sueldo mínimo continúa siendo una basura.
Chile podría haber cambiado la política, algunos candidatos independientes tenían excelentes propuestas (aunque tampoco podemos fiarnos de que las hayan llevado a cabo, el Senado también juega un papel importante ahí).
Sólo puedo sentirme decepcionado, pero no por eso dejaré de opinar, debatir, e intentar hacer de Chile un lugar más bacán.
Ah, dejaré esto aquí.