El triunfo de la sencillez

Publicado el 05 agosto 2021 por Carloscubiles

Fotografías Antonio Andrés

Se cerró un año más esta semana de música de auténtico lujo en la Plaza de España. El telón de Singular Fest se bajó con el concierto de M-Clan en esta segunda edición pandémica (tercera en total) que consolida al festival como uno de los grandes atractivos culturales sevillanos. La incomparable riqueza patrimonial del entorno, el alto nivel artístico de sus protagonistas y la variedad de las propuestas fueron las notas sobresalientes una vez más de Singular. De Chucho Valdés a Coque Malla, de María José Llergo a la M.O.D.A. Y como broche final, la banda de Tarque y Ruipérez.

Para este 2021, M-Clan tenía previsto retomar su actividad tras el descanso en que ambos integrantes iniciaron sus carreras en solitario, y estar girando con toda la banda una versión revisitada de su mítico Sin Enchufe, que debía haberse grabado el año pasado y publicado en éste, coincidiendo con su vigésimo aniversario. Pero el parón del confinamiento y las posteriores circunstancias de la música en directo, con las reducciones de aforos y la inestabilidad de las fechas cerradas en el calendario, se convirtieron en un importante hándicap. El grupo convirtió estas complicaciones en una oportunidad para llegar a su público con un nuevo formato que apenas habían explorado: el dúo guitarra y voz, Tarque – Ruipérez.

Así se presentaron en este Singular Fest, mostrando las canciones desnudas, despojadas de toda distorsión, tal como fueron concebidas. La sencillez se tornó en virtud con un show que desprende espontaneidad y que ofrece una nueva faceta de las canciones. Abrieron con Filosofía Barata, que mantiene su impronta rockera también en acústico. Souvenir quedó prendida de un deje Travelling Wilburys, Para no ver el final precedió a un Llamando a la tierra (Serenade From the Stars de la Steve Miller Band) en que Carlos Tarque se atrevió con el cajón por rumbas en la tierra del ritmo y las buenas palmas. El otro día en Zamora no sonaban así las palmas, bromeaba.

Con su característico sonido americano se sucedieron Roto por dentro, Perdido en la ciudad, Gracias por los días que vendrán y California, que con su caminar polvoriento y melancólico sonó tan hermosa que sería la envidia de todos los grupos folkies de la costa oeste americana. A partir de la celebrada Miedo, el concierto se volvió pura interacción. El concierto lo hacéis vosotros, señaló el cantante murciano que recogía los guiños del público y las reminiscencias de cada canción para llevarla a otros lugares, otros repertorios. La cadencia beatle final de Miedo derivó en Dear Prudence. Las calles están ardiendo acabaron en Pink Floyd y su Another Brink in the Wall. Hasta la vista llegó a La Grange de ZZTop. Maggie despierta pasó por el Te quiero igual de Andrés Calamaro para caer en Una noche sin ti de Burning. Y ya en los bises, antes de Carolina y Concierto Salvaje, Quédate a dormir quedó unida a la Escuela de calor de Radio Futura.

Más que un concierto la noche se asemejó a una celebración, una reunión de amigos en torno a una guitarra cantando sus canciones favoritas. Salvo porque la voz era, probablemente, la mejor voz del rock español. Es verdad que la voz rasgada de Tarque alcanza su plenitud sobre riffs y electricidad, como en las canciones de su proyecto en solitario, pero también se agradece escucharla pura y sin tantos decibelios, con esos aires entre Rod Stewart y Joe Cocker tan impresionantes.  En ciertos momentos del concierto se pudo extrañar una segunda guitarra, más liberada del peso armónico, que pudiera introducir algunos solos, pero la libertad para improvisar y la complicidad íntima del formato dúo la compensaron con solvencia.

Así terminó esta edición brillante de Singular. Cada noche fue un verdadero triunfo. La última fue el triunfo del menos es más, de la autenticidad, de la espontaneidad. El triunfo de la sencillez.

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