¡Buenos días! Hoy os traigo un post algo especial. Nunca he hablado de gastronomía desde que me embarqué en el blog, pero lo cierto es que el rinconcito que voy a enseñaros a continuación requiere una mención especial.
El pasado sábado fuimos a Huelva, a hacerle una visita a la Virgen del Rocío, que como muchos sabréis se encuentra actualmente ubicada en la Iglesia de Almonte. No pasa año que no le dediquemos un día a visitarla, ni tampoco pasa sin que visitemos el restaurante de Rosendo, Mesón el Tamborilero. Recuerdo que desde pequeña mi padre me llevaba a almorzar allí, y su dueño y cocinero Rosendo me metía en la cocina y me enseñaba todo lo que había preparado para sus comensales.
Este restaurante no se caracteriza por la moda, ni por el estilo de sus platos, ni por su innovación gastronómica... Es un espacio común. Un mesón como los de toda la vida. En este rincón escondido en la calle Unamuno de Almonte lo que hay es tradicionalismo, eso que tantos echan de menos en la gastronomía de hoy en día. Triunfa lo básico con una calidad única. Al fin y al cabo esto es lo que cuenta, la calidad. Como os he dicho anteriormente una de sus peculiaridades es el trato que Rosendo da a sus clientes, permitiéndoles entrar en su cocina para que ellos mismos elijan lo que desean comer. Ese gesto no sólo me ha transmitido confianza durante años, sino que me ha enseñado una forma más de transmitir amor y cariño por su profesión y por todas las personas que pasan por allí cada día.
Si tenéis la oportunidad de pasar por Almonte, o simplemente quieres probar la cocina de Rosendo, pasaros por su restaurante. No os vayáis sin probar su corvina y su atún en salsa de almendras. Os aseguro que no os arrepentiréis. Llamad para reservar mesa porque SIEMPRE está lleno.
C/Unamuno, 15 Almonte (Huelva) 959 40 69 55