Una mirada sobre el filme paraguayo de bajísimo costo que batió récords de taquilla tanto en su país como en Buenos Aires. Cuando la persecución entre changarines (¡en ojotas!) le gana a las superproducciones.
Juan Maneglia no era muy adepto al Word y arrastró a su compañera de producción, Tana Schémbori, al vicio del papel, el cuadernillo y las hojas de colores. En una de las tantas reuniones de la productora televisiva que poseen, dejaron todos los apuntes del guión de 7 Cajas en el auto.
Al volver, descubrieron que el vehículo ya no estaba. Hicieron la denuncia en la comisaria más por el guión que por el auto. La noticia llegó a oídos de los presos de la cárcel de Tacombú, quienes diariamente llamaban a Maneglia para pedirles rescate.
En todos los casos se mostró dispuesto al intercambio, pero solo con la condición de que le leyeran la primera página, cosa que nunca pudo ser. Juan y Tana tuvieron que reescribir el guion completo. Esta pequeña parte de la historia tuvo su guiño dentro de la película, porque algo similar termina sucediendo.
Cuando se estrenó en Paraguay, a fines de 2012, destronó de la taquilla histórica a la Titanic de James Cameron por más de cien mil espectadores. En Buenos Aires se estrenó en julio en una sala: BAMA cine-arte, pero las funciones diarias no dieron abasto y las entradas se agotaron rápidamente. A un paso de las tres mil entradas semanales, fue pisando estrenos como el documental de Maravilla Martínez, que se proyectó en más de 50 salas en todo el país sin mucha suerte.
Pero vayamos a la película en cuestión: se trata de una historia de acción con ribetes de comedia, protagonizada por la franja ciudadana que apenas logra vivir el día a día. Situada en un mercado y con un preciado premio, unas simples cajas de madera que sirven de excusa para el relato. El filme porta aires de Slumdog millionaire (Estados Unidos, 2008), de Danny Boyle, aquella película donde un niño indio que vivía en la miseria ganó un concurso de televisión; y de Hacerme feriante (Argentina, 2010), de Julián D’Angiolillo, que muestra el mundo de la Feria de La Salada por dentro, con una cámara testigo que circula por los pasillos y que genera la sensación de estar ahí mismo.
En una conferencia de prensa, los directores Schémbori y Maneglia remarcaron una frase que puede dar cuenta de cómo se logró la producción: “Los sueños se cumplen sin dinero de por medio”. Es que, con solo doscientos cincuenta mil dólares, terminaron este producto barato, incluso para el mercado argentino. Y consiguieron el dinero cuando se largaron a buscar financiación por los festivales y ganaron en San Sebastián el rubro de “Cine en construcción”, que consistía en posproducción, una copia para exhibir en 35mm (la de los cines) y distribución en España. Casi dos años más tarde, llegó a la Argentina después de exhibirse en Brasil, España y Estados Unidos, donde se metió en el top 200 de este año.
Tana y Juan, los jóvenes directores, se conocen desde pequeños y el amor de Juan por el cine contagió a su amiga, quien quedó sorprendida por cómo editaba en VHS.
Luego incursionaron con cortometrajes hasta que lograron tener su propia productora televisiva de unitarios y miniseries. Si husmeamos un poco por Internet, vamos a encontrar el trabajo de hormiga que se tomaron para la difusión de 7 Cajas. Hay días de producción, difusión en noticieros sobre las escenas, entrevistas de todo tipo, pruebas de castings con gente común en el mismo mercado en que se filmó, etc.
La novedad es que Paraguay no cuenta con una historia cinematográfica rica y una producción que por más que sea ficción contenga algo del retrato social. Cada uno de los protagonistas se tomó el trabajo de circular por la feria durante un mes en busca de información para sus personajes. Por otra parte, la idea de los directores era que al tener contacto con los puesteros en el día a día, la producción no se vería tapada por curiosos o mirones que entorpecieran las escenas. Consiguieron ser parte de la feria, y así fluir entre las locaciones o cerrar espacios sin recibir quejas de los comerciantes.
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