Mientras el edifico del antiguo Cinema Modern sobrevive a duras penas a la espera de su definitivo hundimiento (un techo que ya en 2007 acabó por venírsele encima y en el que se acabaron invirtiendo nuevamente 263.000 euros públicos) o de que los poderes municipales hasta noviembre del año pasado al frente de la alcaldesa Anna Pagans por el PSC y el gobierno tripartito, y ahora con Carles Puigdemont por CiU que todavía no se ha pronunciado al respecto decidan qué hacer, se contemplan entre otros proyectos el del Centre d’Estudis de la Cançó dels Països Catalans dirigido por el periodista Xevi Planas, oficinas municipales o un centro cívico para personas mayores. La respuesta del Col•lectiu ante todo esto es seguir reivindicando su uso para segunda sala del Truffaut donde poder mostrar cine independiente y de difícil exhibición, pero a esto habría que sumar dos problemas: la batalla con los distribuidores de películas en versión original que solo ven mercado en salas como Barcelona, Madrid, Valencia o Sevilla -aunque existan excelentes relaciones en Girona con Wanda Films y A contracorriente films-, en una situación que provoca que muchas de las películas ganadoras de los grandes festivales internacionales acaben dobladas y desdibujadas en esas grandes superficies que son los cines multisala en favor de una buena o mala venta a tiempo; y segundo, renovar ya no las instalaciones, que también, sino la compra de un proyector digital que a parte del Blu-Ray con el que se trabaja conjuntamente al 35mm, permita exhibir las copias láser que cada vez más exigen y demandan las distribuidoras a los exhibidores, una razón por la que el Truffaut aunque le pese tiene que decir ‘no’ atendiendo a su propia desactualización, y que como comenta el director de cine y profesor en la UdG Isaki Lacuesta, Concha de Oro además del último Festival de cine de San Sebastián “En un par de años el cine en 35mm desaparecerá”.
Mientras el edifico del antiguo Cinema Modern sobrevive a duras penas a la espera de su definitivo hundimiento (un techo que ya en 2007 acabó por venírsele encima y en el que se acabaron invirtiendo nuevamente 263.000 euros públicos) o de que los poderes municipales hasta noviembre del año pasado al frente de la alcaldesa Anna Pagans por el PSC y el gobierno tripartito, y ahora con Carles Puigdemont por CiU que todavía no se ha pronunciado al respecto decidan qué hacer, se contemplan entre otros proyectos el del Centre d’Estudis de la Cançó dels Països Catalans dirigido por el periodista Xevi Planas, oficinas municipales o un centro cívico para personas mayores. La respuesta del Col•lectiu ante todo esto es seguir reivindicando su uso para segunda sala del Truffaut donde poder mostrar cine independiente y de difícil exhibición, pero a esto habría que sumar dos problemas: la batalla con los distribuidores de películas en versión original que solo ven mercado en salas como Barcelona, Madrid, Valencia o Sevilla -aunque existan excelentes relaciones en Girona con Wanda Films y A contracorriente films-, en una situación que provoca que muchas de las películas ganadoras de los grandes festivales internacionales acaben dobladas y desdibujadas en esas grandes superficies que son los cines multisala en favor de una buena o mala venta a tiempo; y segundo, renovar ya no las instalaciones, que también, sino la compra de un proyector digital que a parte del Blu-Ray con el que se trabaja conjuntamente al 35mm, permita exhibir las copias láser que cada vez más exigen y demandan las distribuidoras a los exhibidores, una razón por la que el Truffaut aunque le pese tiene que decir ‘no’ atendiendo a su propia desactualización, y que como comenta el director de cine y profesor en la UdG Isaki Lacuesta, Concha de Oro además del último Festival de cine de San Sebastián “En un par de años el cine en 35mm desaparecerá”.