Yo no lo veo tan claro. Y no lo veo claro desde dos perspectivas, una de las cuales es el tema general de este blog.La búsqueda desesperada de turismo puede matar nuestros activos principales, a saber: identidad y naturaleza.De momento en lo poco que he podido viajar por el mundo, he sacado en conclusión que el turismo sin identidad, sin alma, no tiene futuro. Para viajar a un sitio donde te ofrecen lo mismo que en Benidorm (disculpas a quienes les guste Benidorm), pues ya tengo Benidorm, y es más grande y mejor montado.Para viajar a sitios que no tienen una cultura propia, un alma propia, un modo propio de vida que merezca la pena conocer y disfrutar... pues ya tengo cientos de destinos insulsos donde no hacer nada es la forma de hacer.Y no tienen competencia posible y sí tenemos mucho que perder. Sirva de ejemplo de lugar turístico de excelencia donde han sabido hacer gala de su diferencia, Escocia. No tienen buen clima, ni playas, ni fantásticos hoteles, pero han vendido su historia en imágenes icónicas, mantienen unas señas de identidad impresionantes donde cada piedra, cada dólmen, cada palabra gaélica, cada casa de techo de paja, es motivo de orgullo, conservación y admiración foránea, aderezado con gaitas y un paisaje muy espectacular.. y ahí están, retroalimentando con identidad unos recursos turísticos en principio fantásticos, pero limitados.Nosotros, por ejemplo, dejamos que sean los vascos quienes promocionen como propia la sidra y los "txuletones", que venden en nuestros restaurantes ya como propios, después de habernos comprado los xatos a precio de saldo. Un desastre.Y en cuanto a la naturaleza. No hay lugar en el planeta que soporte la plaga de langosta que es una masa de turistas haciéndose la foto en el mismo lugar. Ni las infraestructuras de agua o alcantarillado, ni los transportes, ni la calidad de los servicios, ni por supuesto el paisaje, la flora o la fauna, soportan las hordas de turistas en busca del destino de moda.En nada benefician los turistas avistadores de especies de moda a dichas especies. Todo lo más pueden ser neutros (hasta cierto punto) pero crear modas de avistamiento de especies en peligro no las conserva, las hace más vulnerables.
Turistas ingleses en La Peral, avistando osos. Sin queja posible. Ya vienen educados de casa.
Respecto a la flora, pues lo mismo, con el agravante de que suelen ser muy pocos los interesados, y de estos se corre el peligro de hacer visibles enclaves desconocidos, abriéndolos a desaprensivos.Y el paisaje.... Bueno, en Llanes están encantados con la afluencia turística, pero a los bufones de Pría ya no se puede ir y están en un estado lamentable, la playa de Gulpiyuri da dolor ver las filas de coches aparcados hasta en la autopista... o los Lagos de Covadonga, que ni fotos se pueden hacer, y los pocos valores biológicos que podrían tener... ya ni fochas va a haber en poco tiempo, porque no las dejan en paz.Yo les pido encarecidamente a mis amigos que dejen de promocionar páginas de los lugares más bonitos de Asturias, y que si conocen alguno, que se lo callen. Que no den un "me gusta" más, que no apoyen a "los pueblos más bonitos de". Que se callen, que no lo cuenten.
Ten y Pileñes, buen par de peñes. Para quiera quiera y sepa apreciarlas.
¿Hay solución?. Yo creo que sí. Educativa.Educar a los propios asturianos en los valores identitarios y naturales que tenemos. Al menos conocerlos y no despreciarlos. Si llegamos a respetarlos y conocerlos, probablemente llegaremos a quererlos y así a protegerlos y hacer que se protejan. Y darlos a conocer y valorarlos de forma respetuosa y con sentido. Con orden con sabiduría.Si la sociedad asturiana no valora su patrimonio, su cultura, su paisaje, su gastronomía, su flora, su fauna, si no conocemos y conservamos con uñas y dientes lo que nos hace atractivos para ese turismo que ha de ser fuente de riqueza y ha de llevarse la necesidad de conocernos más y de volver.... entonces estamos condenados a ser devorados por hordas de turistas como parte de una forma más de consumo. Pero después de pasar las plagas de langosta, no queda nada.