Año: 2015Nº de páginas aprox.: 401
El último anasazi es la tercera novela publicada por José Vicente Alfaro, un autor del que he leído sus anteriores obras, La esperanza del Tíbet y El llanto de la Isla de Pascua, y ambas me gustaron por lo que no he dudado a la hora de animarme con esta nueva propuesta, aprovechando además la lectura conjunta convocada por Laky.
La historia recogida en "El último anasazi" se plantea a través de dos líneas argumentales independientes pero relacionadas en cierta manera entre sí. Así comenzamos situándonos en el siglo XVI, momento en el que Xabel, joven descendiente de un clan anasazi cuyos últimos miembros se unieron a una aldea hopi, peregrina junto a sus padres y abuela a las tierras que un día poblaron sus antepasados, El Cañón del Chaco. Según su familia, Xabel es el último anasazi, sosteniendo además la afirmación de que está tocado por el Espíritu, lo que supondría que está capacitado para comunicarse con los espíritus de los Antepasados, cualidad que ningún anasazi habría poseído desde Yuma, último gobernante de la nación. Tras observar el estado en el que se encuentran estos territorios y de regreso en la aldea hopi, Xabel ideará un ambicioso plan para intentar hacer resurgir el pueblo anasazi, plan que supondrá que el joven tenga que emprender un nuevo viaje, en esta ocasión rumbo a Tenochtitlan, corazón del imperio azteca, para solicitar la ayuda del emperador Moctezuma.
José Vicente Alfaro
Por otra parte nos trasladaremos hasta el siglo XII, época de mayor apogeo de la civilización anasazi, para intentar descubrir las razones por las que repentinamente esta se vino abajo, viéndose obligados sus habitantes a abandonar las ciudades y emigrar en busca de nuevos territorios que habitar, divididos en clanes y grupos familiares que provocaron que se perdiese la identidad de pertenencia a un mismo pueblo.Al igual que ya me sucedió con las anteriores, he disfrutado mucho leyendo esta novela de José Vicente Alfaro, más teniendo en cuenta que todo lo relacionado con las antiguas civilizaciones me atrae poderosamente. En este caso, no había oído hablar con anterioridad del pueblo anasazi y en cuestión de lecturas me había limitado sobre todo a novelas centradas en los mayas y en alguna ocasión en los aztecas, por lo que este libro ha sido de lo más interesante e instructivo.Tras un prefacio y una introducción, El último anasazi se presenta dividido en cuatro partes principales que a su vez están compuestas por diversos capítulos, encontrándonos en algunas páginas con ilustraciones que acompañan al texto relacionadas con la civilización anasazi, que aumentan el atractivo de la edición. Los capítulos se van alternando entre ambas líneas argumentales, de tal manera que unos se centran en las aventuras de Xabel y otros nos relatan lo acontecido en el siglo XII, ocupando estos últimos un mayor número de páginas. Es fácil diferenciar unos de otros ya que al principio de cada uno se nos indica la fecha en la que se ubican y la localización, además de cambiar el narrador estando los protagonizados por Xabel narrados por él mismo en primera persona mientras que en el resto es un narrador omnisciente el empleado por el autor para relatar las aventuras.En esta obra volvemos a encontrarnos con el estilo cuidado que caracteriza la escritura de José Vicente Alfaro, utilizando una prosa fluida, concisa y clara que hace que la lectura sea ágil y confortable, contribuyendo también a ello un ritmo dinámico que se mantiene constante y la sucesión de aventuras en la que se ven inmersos los protagonistas. Si bien existe una conexión entre ambas líneas argumentales, se puede considerar que ambas son historias independientes que no interfieren entre sí y aunque ambas resultan atractivas y las tramas están bien llevadas, en mi caso ha sido la que se centra en el pueblo anasazi la que ha despertado un mayor interés, disfrutando más de estos capítulos.En El último anasazi nos encontramos con dos tramas que transcurren de forma paralela y por lo tanto cada una de ellas presenta sus propios personajes, quedando todos ellos bien dibujados y perfectamente caracterizados y definidos en función del papel que desempeñan en la historia. En un caso es Xabel el auténtico protagonista de la historia, narrándonos él mismo sus aventuras y permitiendo así que compartamos sus experiencias, su determinación y su esfuerzo para salir adelante en las situaciones más complicadas que le toca vivir. Es un personaje que tiene rasgos destacables y que me ha gustado, aunque he de reconocer que queda un tanto eclipsado por el protagonista de la otra línea argumental, con una personalidad más llamativa y cercana que logra ganarse el cariño del lector desde las primeras páginas y que nos impliquemos en el curso que sigue su vida.Uno de los aspectos más positivos que presenta la construcción tanto de estos dos personajes como del resto de secundarios es la proximidad con la que están trazados, de tal manera que resultan reales, coherentes y creíbles para el lector gracias tanto a las emociones y sensaciones que experimentan, como a las decisiones y acciones que llevan a cabo. Así son varios los personajes que se ganan una posición destacada en esta novela a pesar de su papel un tanto secundario, como es el caso de Onawa, Mongwau, Maralah, Bayou o Soyala, presentando cada uno caracteres propios y diferenciables marcados tanto por virtudes como por defectos y que son los que les dan credibilidad y despiertan la simpatía o animadversión del lector.Al igual que sucedía en las anteriores obras de José Vicente Alfaro, también en "El último anasazi" nos encontramos con una combinación de elementos en su desarrollo que aumenta el atractivo de la novela y así, junto a las aventuras que van viviendo ambos protagonistas, vamos a disfrutar de romance, misterio, acción, tramas y conspiraciones, o intrigas y secretos familiares. Y todo ello sin dejar de lado el componente histórico que es el que da base al desarrollo de la historia y que como os decía anteriormente, ha sido uno de los puntos con los que yo más he disfrutado, además de aportarme nuevos conocimientos que ya sabéis que es algo que valoro muy positivamente.