El último capítulo de Ivo Andrić

Por Lparmino @lparmino

El puente Mehmed Pasa Sokolović
Fotografía: Luis Pérez Armiño

Durante unas obras en el embalse de Perucac en el río Drina en septiembre de 2010 los operarios localizaron cientos de cadáveres en el fondo de lago. El número de cuerpos identificados varía según las fuentes, entre los doscientos y los casi trescientos cincuenta. Lo que sí parece evidente para la Fiscalía serbia para crímenes de guerra es que la mayoría de los restos pertenecen a bosnio – musulmanes desaparecidos de la fronteriza ciudad de Visegrad en los primeros meses de la guerra que azotó Bosnia y Herzegovina desde 1992 a 1995. En el año 1945 se publicaba por primera vez Un puente sobre el Drina, del premio Nobel yugoslavo Ivo Andrić, un relato trenzado en torno a la “laberíntica” historia de los Balcanes y a un puente que une dos orillas y dos mundos. Entre los restos encontrados en el fondo del lago Perucac se tiene constancia de la presencia de cuerpos pertenecientes a soldados austrohúngaros y alemanes muertos durante la Primera (1914 – 1918) y Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) respectivamente.

El puente con la ciudad de Visegrad al fondo
Fotografía: Luis Pérez Armiño

En 1577 se construye el gran puente de Visegrad por el orden del visir Mehmed Pasa Sokolović. La monumentalidad de la obra de ingeniería, la elegante proporcionalidad de sus formas y la conjunción de todos los elementos que definen la mejor arquitectura otomana del siglo XVI hicieron al puente merecedor de formar parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 2007. La publicación de la novela de Ivo Andrić en 1945 situó al puente dentro del imaginario colectivo de todo un pueblo y en la cúspide de las figuras míticas que conforman el objeto de la literatura más universal. El puente, de más de ciento setenta metros de longitud, salva el curso del río Drina. Las verdosas aguas del Drina nacen en Montenegro y van a morir en territorio serbio, en el río Sava, después de recorrer el este de Bosnia durante casi trescientos cincuenta kilómetros. Durante mucho de ese trayecto, el curso del río sirve de frontera natural que delimita Bosnia y Herzegovina y Serbia. Visegrad creció en torno al puente, unión de dos mundos y dos culturas, fundamental en la vía que comunicaba Estambul con Sarajevo y básica para unir esta última ciudad con Belgrado.

Río Drina
Fotografía: Ujambor - Fuente

El puente sufrió los avatares de la historia. Durante la Primera Guerra Mundial una detonación vuela parte del puente. Ivo Andrić pone punto final a su novela con la muerte de uno de los protagonistas del relato, Alí Hodja, aturdido por la explosión provocada por las tropas austrohúngaras. El puente había sido construido por Dios y el hombre vanidoso había osado destruir la obra divina. No era más que una señal de mal agüero. El Drina se convirtió en frente de batalla. En la batalla de Cer, desde el 8 de septiembre hasta el día 16 del mismo mes de 1914 los soldados austrohúngaros se enfrentaron a los ejércitos serbios en una sanguinaria batalla. Algunos cuerpos de militares austrohúngaros fueron localizados en 2010 en el lago de Perucac. Más tarde, el puente de Visegrad sufrió el envite de la Segunda contienda mundial cuando las tropas nazis ocuparon la antigua Yugoslavia y el país se vio envuelto en una cruenta guerra de guerrillas que enfrentó a los nazis, apoyados por fascistas croatas y tropas “auxiliares” musulmanas de Bosnia frente a los partisanos comunistas de Tito y los temidos chetniks, radicales monárquicos serbios. Los cadáveres de algunos soldados alemanes han sido rescatados de las profundidades del Perucac.

Ivo Andrić
Ministry for diaspora Republic of Serbia
Fuente

Visegrad fue una de los primeros enclaves bosnios en caer en manos de los paramilitares serbo – bosnios. Antes de la guerra de Bosnia (1992 – 1995) el censo estimaba una proporción por la que dos de cada tres habitantes de la ciudad eran musulmanes. Tras el final de la contienda, las autoridades serbo – bosnias reasentaron a muchos desplazados serbios que llegaban desde Sarajevo. Visegrad fue uno de las primeras ciudades sometidas a una exhaustiva limpieza étnica entre abril y junio de 1992. Las cifras no son concisas respecto al número de represaliados: varía entre los setecientos y los mil quinientos. El principal responsable de la matanza está plenamente identificado: Milan Lukic, vecino de la ciudad y líder de la sección de los White Eagles (grupo paramilitar serbio que actuó en la zona) de Visegrad. Se le responsabiliza de las muertes y de todo tipo de atrocidades. Muchos de los musulmanes asesinados eran arrojados a las aguas del Drina o eran degollados en el puente dejando caer sus cuerpos inertes al río. Se le acusa del uso recurrente de la violación de mujeres y niñas durante la ocupación de la ciudad. En el hotel Vilina Vlas se violó sistemáticamente a cerca de doscientas niñas de las que sólo sobrevivieron seis.Ya se ha dibujado un capítulo más, lleno de brutalidad ilógica, sobre el puente que une las dos orillas del río Drina en la fronteriza ciudad de Visegrad. El problema será encontrar un Ivo Andrić que tenga la capacidad de redactarlo, o simplemente que quiera. Aunque quizás no sea el último. El pasado mayo de 2012 se dio sepultura a los cuerpos de sesenta y seis musulmanes fallecidos en Visegrad durante la guerra e identificados entre los restos del Perucac. Antes, ese mismo día, por la mañana, los veteranos serbo – bosnios conmemoraban la formación hace veinte años de la milicia local de Visegrad.Luis Pérez Armiño