El éxito le devolvió a una manzana que marchitaba por falta de creatividad. El Dios corporativo necesitaba reencontrarse con el hombre. Y el mundo se simplificó por su obra y gracia digital; es la extraordinaria complicación de lo simple. Todos lo sabemos: las mejores vivencias se componen de procesos complejos en fondo y fáciles en forma.
Cuando los iphonedictos esperaban la resurrección del mesías terrenal en la último presentación, Steve tuvo la deferencia de morir como había vivido, con sencillez y elegancia, explicando antes de apagar la privilegiada CPU que el mayor logro de su vida eran, sin duda, sus hijos.
No hay tecnología que reemplace a la humanidad.
Audio: Homenaje cooliflowerense hecho íntegramente con un sencillo MacBook (Música: Camille Saint-Saëns, Aquarium).