Ayer por la noche en TVE2 pude ver un documental llamado “El último truco: Emilio Ruiz”. Este artista hacía básicamente lo que ahora se hace en el cine con el “after efects” o en la fotografía con el “photoshop”. Es impresionante el control que tiene sobre la pintura, las lentes, la distancia focal, la imagen y la perspectiva.
En contra de las nuevas tecnologías a través de los ordenadores, sostenía que lo importante de una película son los actores. Si uno pone un fondo verde y luego metemos con el ordenador lo que queremos, el actor nunca va a sentirse identificado con el entorno, mientras que cuando él hacía una maqueta o pintaba sobre un cristal, los actores son partícipes del propio montaje. Esto es debido a que no es una “postproducción” es algo “in-situ”.
La sinopsis nos cuenta: “El ya fallecido Emilio Ruiz del Río cuenta por primera vez sus secretos profesionales ante una cámara. En una época en la que no existían los retoques informáticos, este maestro del trucaje cinematográfico artesano plasmó toda su habilidad en títulos como "Rey de reyes", "Lawrence de Arabia", "55 días en Pekín" o "Doctor Zhivago". Considerado el mejor del mundo en su especialidad y ganador de tres premios Goya por "Acción mutante", "Nadie conoce a nadie" y "El laberinto del fauno", Ruiz del Río recurrió a lo largo de su carrera a todo tipo de trucajes, como el de la impactante recreación del atentado de Carrero Blanco, del que no había imágenes, y que durante años ha sido usado en todos los medios de comunicación.”
Pintando un mero cristal nos cambia un pueblo castellano en uno inglés, los actores actúan en la plaza y no hay que pegarse el viaje. Montando una maqueta cerca de la cámara a escala “arquitectónica” hacia que pareciera en el entorno a tamaño perfectamente real.El documental nos narra las aventuras de éste personaje y de cómo hizo posible grandes producciones, gracias a su imaginación, para las que no había recursos económicos ni técnicos.