¿el Universo Nos Envía Señales?

Publicado el 21 octubre 2018 por Carlosgu82

Hace años leí una frase de Carl Gustav Jung (1875-1961) que por algún motivo me impactó mucho y que nunca he dejado de tener presente. La frase dice lo siguiente:
Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma. 
Supongo que la mayoría de vosotros conocéis a este psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, pero os invitaría que leyeseis un poco sobre su biografía porque es sumamente interesante (para mí, mucho más que Freud). El caso es que esta frase me hizo reflexionar sobre la cantidad de veces que se repiten sucesos en nuestra vida. Y, normalmente, con más fuerza, crudeza e intensidad que el primero. Sé que suena extraño, pero es como si la vida nos estuviese diciendo: “No te preocupes, repetiré el aprendizaje tantas veces como sea necesario hasta que aprendas la lección”. Y por si esto no fuese suficiente, aumenta el nivel de intensidad para lograr llamar tu atención. Soy consciente de que no hay ninguna base científica ni racional para pensar así, pero me ha sucedido tantas veces, que me he visto obligada a buscar una conexión. Y viéndolo de un modo constructivo, creo que es bueno para que aquellas personas que están pasando un momento doloroso en sus vidas, que valoren esta posibilidad: cada suceso traumático encierra la oportunidad de aprender una lección necesaria para nosotros en ese momento.

Pero volviendo al tema de ese misterioso Universo que parece estar enviándonos señales, ¿será cierto? ¿Somos demasiado ilusos al pensar algo así? ¿Cómo se explican esas personas con las que te encuentras en el momento justo de tu vida, y que pareces conocer desde siempre? ¿Cómo podemos discernir si es meramente una casualidad o un plan perfectamente diseñado para nosotros? Obviamente no me considero tan sabia como para dar respuesta a estos interrogantes, pero una vez más, me gustaría, al menos, hacer pensar al lector en estos conceptos, y para ello, quiero recomendar dos libros. El plan de tu alma, de Robert Schwartz, y Cómo leer los Registros Akashicos, de Linda Howe. Y también me gustaría invitaros a realizar un experimento. El motivo es tan simple como que creo que nadie debe creer algo sin más, sino probarlo con su propia experiencia. Desde hace más de veinte años llevo leyendo todo tipo de libros desde el más espiritual al más científico, tratando de encontrar explicaciones a las miles de preguntas que, creo, todos nos hemos hecho alguna vez. He leído sobre Física Cuántica, sobre espiritualidad, sobre brujería, sobre magia, religión, filosofía, psicología, neurociencia… la lista es tan infinita como confusa. Pero os confieso que ni uno solo de esos libros ha tenido el mismo valor para mí que la experiencia. El poner a prueba esas teorías que quedan bonitas sobre el papel, pero que sin ninguna aplicación práctica en nuestra vida diaria, carecen de valor. Por eso me gustaría que llegaseis a vuestras propias conclusiones a partir de vuestra experiencia personal. Y para ello, solo queda el camino de experimentar. Os adelanto: a mí me ha funcionado y debo decir que no una vez, sino todas y cada una de las veces que lo he intentado. Y tengo la teoría que cuanto más intenso es el estado emocional en el que os encontréis y más necesitéis una respuesta, con más facilidad suele llegar esta.

La propuesta es la siguiente: piensa en una preocupación o problema que realmente te importe y esté afectando a tu vida. El hacerlo en un estado de meditación suele ayudar mucho, pero no es imprescindible. Plantea de una forma clara y comprensible para ti de qué se trata, y qué es exactamente lo que te preocupa. Y ahora, pide al Universo, a Dios, a los ángeles o a cualquier entidad en la que tú creas (esto carece de importancia) una respuesta que te ayude a solucionar tu problema. Y ten la confianza absoluta de que la respuesta aparecerá en los próximos días (y esto sí es fundamental, el no dudar ni un instante de que la encontrarás). Puede ser una conversación que escuches en el metro, un libro que llegue a tus manos por casualidad, un artículo que aparezca frente a ti, incluso una canción o un cartel publicitario. Abre los ojos y estate abierto a una respuesta. No te impacientes, y confía. No sé cual es el motivo por el cual sucede, pero la respuesta suele aparecer del modo que menos te esperas ante ti.  En cualquier caso, no tienes nada que perder por intentarlo, pero hazlo con una mente abierta y positiva. Como diría Voltaire:
 La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.
Si te ha gustado el artículo, te agradecería que lo compartieses en tus Redes Sociales. Si quieres leer más artículos míos, puedes hacerlo desde mi perfil. Gracias por leerme.