Revista Psicología

El uso de las tecnologías digitales: Padres inmigrantes vs Hijos nativos

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
El uso de las tecnologías digitales: Padres inmigrantes vs Hijos nativos El uso de las tecnologías digitales: Padres inmigrantes vs Hijos nativos

La literatura científica (*) le ha dado en llamar "nativos digitales" a aquellos que han llegado a un mundo ya digitalizado, donde desde edades tempranas están en contacto directo con las tecnologías de la información, haciendo propio y natural el uso de este lenguaje; se pronostica que a mediano y a largo plazo esto llegará incluso a generar determinados cambios en la subjetividad humana. Al mismo tiempo se emplea el término "inmigrantes digitales" para designar el proceso que han tenido que pasar todas las personas que ya eran adultas cuando se dieron todos estos cambios tecnológicos y han tenido por ello que tratar de ponerse al día, en una suerte de alfabetización digital.

Por lógica natural, muchos padres han quedado en el lado de los inmigrantes, mientras sus propios hijos ya son en cierto modo nativos digitales. De modo que irónicamente los que tenemos la responsabilidad por la protección de los niños, nos sentimos inexpertos frente a aquellos que apenas levantan medio metro del piso ni articulan bien las palabras y ya muestran habilidades en el manejo de un teléfono inteligente o un tablet. Es esta una de las razones fundamentales por la que los padres, aun sintiendo preocupación por esta problemática, se distancian de "lo que hacen sus hijos" cuando están frente a una pantalla. Entonces, sin quererlo, dejan de cuidar debidamente de ellos,que aunque aparentemente están en niveles avanzados en el manejo de los aparatos, siguen siendo niños en cuanto a la inmadurez para regular con efectividad y por sí mismos su propia conducta y actividad.

Investigaciones científicas realizadas en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana de conjunto con los Estudios de Animación del ICAIC(**), constatan que la mayoría de nuestros niños no cuentan con la supervisión necesaria por parte de los padres, en relación con el uso de los videojuegos o de las tecnologías digitales en general. La regulación del tiempo de consumo es una de las aristas sobre la que ciertamente se ha ganado más conciencia, dado su impacto directo en la salud mental infantil. Dentro de sus múltiples consecuencias se encuentran los estados de sobreansiedad, el deterioro o insuficiente desarrollo de las habilidades y competencias sociales, las adicciones tecnológicas y la afectación grave del desarrollo psicológico cuando los niños realizan un sobreconsumo antes de los tres años de vida.Sin embargo, este no es el único aspecto que debe ser controlado por los adultos.

Cada juego tiene un contenido determinado y ha sido diseñado para una edad específica, lo cual puede conocerse en el manejo de dicha aplicación o buscando información en internet. Los contenidos de los juegos determinan lo que va a estar sucediendo en el plano mental del niño, una vez que entra en ese mundo virtual. Los resultados de las investigaciones antes referidas, plantean que los infantes cubanos como generalidad suelen consumir juegos destinados a públicos de mayor edad y contenidos mayormente agresivos. Lo más preocupante cuando estas son las temáticas de preferencia absoluta, es la naturalización que se va generando en el niño ante la violencia y la agresividad, que puede mermar su capacidad de empatía con el dolor ajeno.

La mayor parte de los juegos pasan de mano en mano de los propios niños, a través de "Zapya" u otras aplicaciones para compartir archivos; ellos se los autogestionan sin apenas mediación por parte de la familia, que prefiere dejarlos solos a tener que asumir el reto de introducirse en ese universo. Pero cuando el niño juega en un parque o en la cuadra donde vivimos, en función de su edad, supervisamos en mayor o menor medida ese juego, con quién juega, a qué juega, puede que le alertemos de algún peligro o le demos algún consejo. Lo mismo debiera ocurrir cuando son los videojuegos parte del tiempo de ocio de nuestros hijos. Que ellos sean nativos digitales no elimina sus vulnerabilidades psicológicas frente el uso de las tecnologías, así como nuestra condición de emigrantes, no nos libera de la responsabilidad que tenemos en cuanto a que este fenómeno de nuestros tiempos, no afecte la salud mental y el bienestar psicológico de nuestros niños.

(*) Marc Prensky es el precursor de esta teoría.

(**)Tesis de Licenciatura de varias egresadas de la Facultad de Psicología bajo la tutoría de la profesora Nilza González.


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