El Valle de Irati

Por María José Luque Fernández @sonrisasdecamaleo

Una leyenda surgida antaño en un bosque mágico,  fue contada parece ser a un escritor del siglo XIX, “Madraño”:
“Un pastor quedo dormido a la sombra del haya y una ráfaga de viento llevo hasta sus sentidos el olor a cosa muerta. Algo tan desagradable saco de su letargo al buen señor que no pudo salir de su asombro al ver unas lamias (hadas) volando con un esqueleto sobre cuyo cráneo brillaba una corona. Dicen  que era la reina  Doña Juana de Albret  que fue envenenada y  su enterramiento no encontrado jamás se ubicaba parece ser en aquel bosque”.
Que tanto por ciento es realidad y  cual,  tal vez un sueño de aquel buen pastor,  a nuestro buen entender y a nuestra imaginación dejaremos tal cuestión.

Son dos los accesos al Valle de Irati, podemos optar por viistar el pueblo de Orbaizeta o bien si queremos recopilar un poco de información sobre el lugar en el que nos vamos a mover, por Ochogavía, donde esta el centro de interpretación del Valle.
Irati, es un refugio incrustado en el Pirineo navarro, lleno de vida, de color, de fantasía, de magia, de todo aquello que puedas imaginar.
Un lugar como pocos, donde puedes pasear libremente y perderte entre la niebla, si la hubiera, cuidado no encontrarse con las brujas y las lamias; impregnarte del olor a tierra húmeda,  el ruido al pisar las hojas acumuladas en los senderos,  el  leve crujir de las ramas caídas,  recrearte con  una paleta de colores sin igual,  en un bosque de hayas, abetos, tilos, avellanos, sauces, olmos y por supuesto los líquenes que se abrazan a sus troncos y los musgos que cubren sus rocas,
El agua fluye salvaje por el bosque hasta que no tiene escapatoria al toparse con el embalse  de Irabia, entonces la magia  refleja sobre sus tranquilas, frías, transparentes aguas el bosque en todo su estallido de colores amarillos, rojos, ocres.
Por supuesto, en silencio con todos los sentidos en alerta, los cantos de las aves como Petirrojos y Pinzones, o el picapinos nos sorprenderá,  el corzo en plena berrea nos deleitara y  por supuesto el olor del zorro al pasar junto a su madriguera también nos acompañará.
Con mucha precaución tal vez podamos toparnos con un cantadero, aunque es más cercano el  invierno cuando el Urogallo en celo nos descubre la belleza de su canto y el  color de sus plumas.
Su pequeña ermita “La Virgen de las Nieves” (Eluttetrako Ama) construida en 1954, acompañada y embellecida por unas cascadas que reciben el nombre de “El Cubo”.
La factoría donde el Rey Carlos III fundo una fábrica de bombas de artillería y lingotes de hierro, donde por supuesto, no podían faltar yacimientos de hierro, cobre, mercurio, zinc, plata y plomo. Singular la vista que ofrece desde el río la vieja factoría.
En sus cercanías, no podemos dejar de visitar el Valle de Roncesvalles, Lindas casas de piedra, los lugareños, gente agradable que te indicará los mejores lugares para disfrutar del paisaje y de la comida.
Paso natural del Pirineo, ¿Quien no lo sabe?,  Allí  aconteció la Batalla de Roncesvalles (en el año 778), en la que Carlomagno tuvo que presenciar la muerte del que dicen, fue el mejor caballero de Francia "Roldán".
Lugar de cobijo para peregrinos en el camino de Santiago y zona de espectacular belleza en la que deslumbra la colegiata de Orreaga, construcción de la época medieval.


Como curiosidad, en el interior de la Colegiata se encuentra el Ajedrez de Carlomagno, y un relicario de plata dorada y esmaltada considerado una de las mejores obras de la esmaltaría medieval. 


Exquisito su queso Idiazábal, elaborado con leche de oveja, no dudéis en probarlo.



De camino, no podemos dejar de visitar el Quinto del Real, otra muestra de los hayedos de nuestra península, muy denso por cierto.
Atraviesan numerosos manantiales hacia el mismo, el río Arga, y nos topamos con otra fábrica de armas, la de Eugi en el fondo del embalse, allí se fabricaban proyectiles para los cañones.
Su nombre procede de "la quinta" parte pagada a los reyes navarros en el siglo XIII por el aprovechamiento de pastos y monte.
Cómo en casi todos estos rincones, podemos observar rasgando el cielo, palomas, halcones peregrinos y buitres leonados y correteando entre las hayas, los ciervos.

Y si aún nos quedan ganas, podemos perdernos en las 2.040 hectáreas del Parque Natural del Señorío de Bertiz, a orillas del río Bidasoa.
El estado de conservación de sus árboles  ha dado lugar a que sea el único lugar de nuestra península en el que conviven las siete especies que hay de pájaros carpinteros


Fue el Señor de este lugar, Don Pedro Ciga, quien donó la finca, en 1949, al Gobierno de Navarra, que la declaró Parque Natural.
Un cuidado jardín botánico  que tiene unos cien años de antigüedad, con más de 120 especies diferentes, nos abre las puertas del Parque.

Hayas, ciprés, Ginkgo de China, Secuoyas, Camelias, Azaleas y Bambúes, senderos que se entrecruzan acompañados de estanques, puentes y glorietas. Un lugar así, por supuesto no puede dejar de lado una capilla y un lindo mirador.
El palacio de Ciga convertido en sala de exposiciones y el Centro de Interpretación de la Naturaleza.
En el exterior, hay un merendero y columpios, aparcamiento y una exposición de esculturas al aire libre, una carbonera donde podemos aprender cómo se elaboraba el carbón vegetal.

Las sendas que recorren el parque oscilan entre 3, 5 y 6 horas, y la dificultad de la misma también es variable, dependiendo de la inclinación del terreno.
Sin dejar a un lado el pueblo de Stella,  y el señorial  Olite,  nos encontramos con  elNacedero del Urederra, salida natural del acuífero formado en el macizo kárstico deUrbasa
Las primeras aguas ven la luz a 700 metros de altitud, dando lugar a una cascada de más de 100 metros de altura que ha ido dando forma a un anfiteatro rocoso de notable belleza.


Un color turquesa se  almacena en las pozas, una hermosa y mágica tonalidad que inspiró en su día, al que puso su nombre al río "Urederra", cuyo significado es Agua Hermosa, una cascada sobre otra, integradas en hayas, robles, olmos, arces, tejos y avellanos y lógicamente buitres, alimoches, milanos y aguiluchos que abrevan en sus aguas.  


Solamente 5,3 Kilómetros son los que nos alejan desde el pueblo de Baquedano hasta este espectáculo natural, perfectamente señalizada con balizas, la pista forestal se bifurca y es el sendero de la izquierda junto al río el que debemos tomar, para volver por el camino más elevado.
Este paraje nos ofrece entre otros atractivos la posibilidad de realizar diversos recorridos naturales, de observar múltiples vestigios megalíticos o de conocer pueblos que han sabido mantener el sabor de antaño.

Y como broche de oro, poder degustar una rica gastronomía basada en productos autóctonos como las alubias, el cordero, la cuajada, el queso de Idiazábal o el famoso pacharán.

Un valle salpicado de palacios y caseríos de piedra rosácea con grandes balconadas, monasterios y puentes medievales sobre ríos, prados y colinas, peregrinos, brujas y contrabandistas, cada cual dejó su huella y podemos respirar su magia en las cuevas Urdax, Zugarramurdi y Sara.Si queremos unas vistas impresionantes ascenderemos a la cima de Gorramendi,  o el mirador del Baztan en Ziga.


Presentes los dólmenes de Izpegi o los megalitos de Erratzu-Alduies muestras de los poblados prehistóricos y los palacios-fortalez como el de Arizkunnea que nos hablan de los conflictos fronterizos de la Baja Edad Media.

Y que mejor manera de terminar un recorrido por estas tierras que comiendo en Elizondo  el mejor chocolate  con avellanas.


 Como veréis una tierra de ensueño, llena de magia, de embrujos,  de buen paladar, de bellos pueblos, parajes inolvidables y gente entrañable.
María José Luque Fernández.Necesitas nuevas opciones, retos distintos, lugares diferentes, en definitiva al distinto. Pues quédate con nosotros. Hazte miembro.- Síguenos en Facebook.