El valor de educar

Publicado el 25 abril 2020 por Rubencastillo

En estos días confusos de enseñanza a distancia, alumnos desorientados, padres perplejos y peticiones extrañas por parte de políticos, estudiantes y ciudadanos, acudo hasta las páginas de El valor de educar, del filósofo Fernando Savater, donde encuentro ideas muy interesantes y, sobre todo, una agradable atmósfera pedagógica y reflexiva.Podría resumir o comentar su contenido, lleno de sensatez. Podría relacionar algunas de sus inteligentes propuestas con la situación actual. Podría, en fin, realizar una lectura subjetiva del volumen. Pero creo que el mejor servicio que le puedo hacer a la obra (y a las personas que lean esta reseña) es ofrecerles una serie de frases que he ido subrayando en el tomo, para que juzguen si les parecen lo suficientemente buenas como para sumergirse en el resto de la obra. Dudo que se opine lo contrario. Ahí se las dejo.“Este mundo carece de libro de reclamaciones”. “Educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos..) que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento”. “La educación es siempre un intento de rescatar al semejante de la fatalidad zoológica o de la limitación agobiante de la mera experiencia personal. Proporciona a la fuerza algunas herramientas simbólicas que luego permitirán combinaciones inéditas y derivaciones aún inexploradas. Es poco, es algo, es todo, es el embarque irremediable en la condición humana”. “Es disparatado aplicar a rajatabla desde el parvulario el principio democrático de que todo debe decidirse entre iguales, porque los niños no son “iguales” a sus maestros en lo que a los contenidos educativos compete”. “Quienes enseñan es preciso que sepan apreciar las virtudes de una cierta insolencia en los neófitos (...). Para un maestro sensato la ocasional insolencia de sus alumnos es un síntoma positivo, aunque pueda resultar por momentos incómodo”. “Hay que decir pedagógicamente a los que vienen que lo esperamos todo de ellos, pero que no podemos quedarnos a esperarles”. “El bien educado sabe que nunca lo está del todo pero que lo está lo suficiente como para querer estarlo más”.