Gracias a los tejidos, el pueblo Yagua conserva una parte sustancial de su cultura. La información ancestral transmitida de forma oral queda impresa en sus cestos, vestidos y collares. También en los tejados de palma laboriosamente trenzados de sus hogares.
En nuestra sociedad consumista, los objetos necesarios para vivir han dejado de tener la importancia que debieran pasando a ser meros productos de consumo. La ropa, los alimentos, los muebles, las casas e incluso la cultura y educación pierden su valor real y adquieren un único valor medido en dinero.
Cuando te sumerges en sociedades tribales te das cuenta que no siempre fue así. Estos pueblos son conscientes del valor real de los objetos físicos y por supuesto del conocimiento ancestral, de su sabiduría.
Nuestra sociedad ha entrado en una crisis aparentemente económica pero principalmente, a mi juicio, es de valores. Compramos viviendas y pensamos por cuánto podremos venderlas, compramos ropa sólo por moda, compramos electrónica sólo por novedad, compramos, compramos, compramos…y cuando no podemos quedamos excluidos. Hemos olvidado el verdadero valor de la vida.
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