El valor de las críticas literarias

Publicado el 14 marzo 2012 por Ruta42 @ruta42

¿Cuán de entendidos son los críticos literarios, que sus opiniones suelen ir de la mano y si alguna es completamente opuesta a lo general, inmediatamente se le excluye del grupo? ¿Quién tiene la potestad para crucificar una obra o elevarla a los altares?

La cuestión es ser sincero a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco, una vez que se ha terminado de leer la obra a analizar. Hay algo básico que se da por hecho, leer la pieza de cabo a rabo mínimo una vez. Parece una locura pensar que un profesional ni siquiera termina un libro del que luego va a generar una opinión. Pues bien, Jack Green en Despidan a esos desgraciados  para Alpha Decay demuestra que hay críticos que no se toman su labor en serio.

¿Merecían ser despedidos aquellos que no respetaron Los Reconocimientos de William Gaddis? En 1965 Green dedicó tres números de su fanzine Newspaper a destripar el tratamiento encarnizado, que habían otorgado 55 críticos norteamericanos en sus reseñas a la novela de Gaddis. En el momento de su lanzamiento, solo vendió 500 ejemplares y Gaddis murió sin saber que en el 2000 la revista Time la catalogó como una de las mejores 100 novelas del siglo XX. Situaciones, que tristemente han vivido de diferente manera muchos grandes artistas a lo largo de la historia.

Jack Green, alias de Christopher Carlisle Reid, se tomó la gran molestia de desgranar reseña a reseña las meteduras de pata y fallos evidentes que había en las reseñas sobre Los Reconocimientos. Este magnífico y escrupuloso ensayo debería ser considerado como lectura obligatoria en todas las facultades de periodismo y ser libro de cabecera para todos aquellos que quieran dedicarse o se dediquen al periodismo cultural. Pocos manuales tan efectivos y concretos como este existen sobre esta materia.

Green es audaz en sus duras críticas perfectamente argumentadas y brilla al desensartar cada uno de los clichés que cometieron continuamente los críticos. Estos tópicos se pueden trasladar a cualquier ámbito periodístico, sobre todo cultural y puede llegar a asustar la de veces que uno se puede ver reflejado en esas frases de épica fácil y barata.

Otra reflexión preocupante puede ser el hecho de que este catálogo del “buen hacer” sigue estando vigente más de cincuenta años después. Esto demuestra lo poco que ha evolucionado, en estos aspectos, el periodismo moderno desde entonces. Eso de tropezar una y otra vez con la misma piedra e ir a lo fácil está a la orden del día, en cualquier sector. Se busca la vía más fácil y la cultura debe ser una piedra angular que mimar con mucho esmero.