El valor para marcharse, el miedo a llegar.

Por Nesbana

Qué frase tan vital y tan concentrada, que me evoca tanto y que resuena tan poderosa. Esta frasecilla de Vetusta Morla resume con elegancia Thelma y Louise, película de Ridley Scott de 1991, que vuelvo a ver; es una película muy indicada para las situaciones de huida y de querer correr, tan habituales ellas. Las imágenes iniciales ya nos remiten a lo que va a ser toda la obra: el camino, la carretera; sus peligros y sus aventuras, sus vaivenes y sus cambios. Sobre ese asfalto se construye una acción rememorando a Easy Rider y los caminos de la contracultura en los años 60.

Thelma es una mujer maltratada por el ideal machista que simboliza su marido, está hastiada de la vida miserable que lleva; Louise es una dependienta de un bar de carretera, necesitada de emoción. Ambas, insatisfechas, inician un camino de búsqueda y de crecimiento personal en la treintena: rompen con su vida y se desligan de ataduras atávicas. Todo ello al son de Martha Reeves, entre otras: todo parece completo y lleno de sentido cuando se encuentra el amor fogoso de la noche, cuando se produce la liberación de la muerte tras una violación, cuando se aplasta el machismo con fuego, cuando la magia del alcohol se acompaña con el country. Mientras, sigue sonando el salvajismo de la noche:

 “And every thing looks so complete

When you’re walking down on the streets

And the wind, it catches your feet

Sets you flying, crying”

La película tiene grandes componentes de feminismo, de liberación sexual, de western y de obra policiaca. Todo eso nos sirve para identificarnos con ellas y con su belleza natural; nos permite, además, empatizar y comprender la inocencia iniciática de Thelma, los planes maduros de Louise. Nos insta a escapar hacia un final del camino ignoto, oscuro, liberador. Un final que es aventurero y trágico, pero que resulta una victoria: logran aplastar todas las esclavitudes a que estaban sometidas. Es el valor para marcharse, un valor determinado, decidido y rompedor; es el miedo a llegar, el terror hacia lo desconocido. Es la emoción del camino que se inaugura…

 

Thelma: Oye Louise, no nos dejemos coger.

Louise: ¿Qué quieres decir con eso?

Thelma: ¡Sigamos adelante!

Louise: ¿Pero qué dices?

Thelma, indicando la dirección del cañón: ¡Vamos!

Louise, esbozando una sonrisa: ¿Estás segura?

Thelma: ¡Sí!

Thelma con una sonrisa con lágrimas:” Sí…