Tras las diligencia habituales fue mandado por carretera, haciendo escala en diversas localidades. Al cabo de pocos dias se producen casos de "ataques vampiricos" en Alhama del Segura, Almería, Toledo, Santillana del Mar, Comilla y La Coruña.
En Borox, pueblecito de la provincia de Toledo, lindando con la provincia de Madrid, se habla del VAMPIRO DE BOROX. (Miguel G. Aracil, 07 de Octubre de 1983)
Las historias de vampiros son una leyenda casi universal. El Viajero Ilustrado no desconoce que esos seres temibles ya estaban presentes en las antiguas culturas de Egipto, Grecia, Roma y la India. Y que los macabros relatos que han llegado hasta nosotros sobre estas figuras sobrenaturales provienen de Europa Oriental, especialmente de Los Balcanes. En la Europa medieval era vampiro todo espíritu, cadáver reanimado o muerto enterrado que regresaba para absorver la vida de los vivos chupándoles la sangre.
Según un primer relato de Ángel Gordon, primer exbozo de la nota de Aracil, el protagonista era un ataúd que había llegado por mar a Cartagena desdesde la extinta Yugoslavia. El cargo se había transferido posteriormente a un camión con destino Santillana del Mar. En los lugares donde se detenía el camionero a pernoctar fallecía indefectiblemente alguna persona atacada presuntamente por un vampiro. El conductor de este viaje maldito se habría vuelto loco y se encontraba ingresado en un sanatorio cercano a Madrid.
En primer lugar, la noticia de Aracil decía textualmente: " EN BOROX, PUEBLECITO DE LA PROVINCIA, SE HABLA DEL VAMPIRO DE BOROX" . Ya el escrito no hacia mención de la provincia, pero sabedores que Aracil era abogado de Toledo, rapidamente se relaciona este BOROX con el pueblo de su comarca de LA SAGRA BAJA.
"...podemos hablar de casos de vampirismo aislados en los Montes de Toledo, en plena época del Barroco, y en el siglo pasado, de un caso ocurrido cerca de Cartagena, originado por un joven servio, que asusto y atormento a algunas aldeas cercanas al importante puerto murciano..."
...Se menciona que un cadaver balcánico apareció durante cierto tiempo en Cantabria en el tiempo de la Primera Guerra Mundial hasta que un grupo de ocultistas de la Zona Norte de la peninsula decidió reunirse para combatirlo...
La revista KARMA 7 nos aporta lo siguiente; el ataúd transportaba el cadaver de un servio llamado Ugarés, el cual en vida había atormentado y asustado a los ciudadanos en diversas aldeas de ese país balcánico. Para impedir que su presencia se manifestara una vez muerto, fue mandado a España, aun lugar de Galicia donde residía una persona emparentada con Ugarés. Al paso del ataúd durante su singladura terrestre, los vecinos hablaban de un extraño licántropo, que ocasionaba muerte por inanición de sangre. Las víctimas perdían, repentinamente, gran cantidad de sangre en sus cuerpos y acababan siendo víctimas de la anemia, muriendo en muy poco tiempo. Cuando el ataúd llego a La Coruña permaneció guardado en la oficina de consigna de paquetes a la espera de que alguien lo reclamase. Los empleados del lugar sabían que el ataúd estaba cargado, aunque no despedía ninguna clase de hedor, solo se intuía el olor a tierra húmeda. Y tras su devolución a Cartagena, no se disponía de dirección del remitente por lo que permaneció guardado como un paquete mas.
Pero existe una "segunda versión" donde se habla que el feretro llego a Cartagena (...), pero no llego solo, sino que acompañado de un joven servio, que seguramente es el mismo personaje del final de la historia de la "primera versión". Este noble servio se llamaba Boris Stronesco y venia huyendo de la destrucción de su país en el ya inminente fin de la Primera Guerra Mundial. Al final de todo su viaje atravesando la península ibérica, el ataúd y Boris llegaron a La Coruña, donde según esta versión, fue embarcado a Inglaterra, donde se le pierde el rastro.
Preguntando a unos y a otros, sólo consiguió miradas extrañas y cejas que se levantaban en señal de ignorancia. Nuestro investigador comenzó a desesperar y estuvo a punto de arrojar la toalla, cuando conoció, en un bar de la localidad, llamado Los Toriles , al secretario del Ayuntamiento que se prestó a ayudarle en sus investigaciones. Con esto, el secretario dio con una anciana de unos sesenta años, que aseguraba haber oído hablar del mencionado y tan buscado vampiro. Sus recuerdos estaban ocultos por la bruma del tiempo pero sus palabras todavía eran capaces de pronunciar lo que había escuchado de niña; un hombre que chupaba la sangre a sus congéneres . Por primera vez, pensó Ardanuy, existía un indicio sobre la veracidad del vampiro aunque sería mejor confirmarla por otra fuente.
Con esta idea en su cabeza, nuestro investigador se trasladó al club social para ancianos, buscando nueva información. En el lugar se encontró con un grupo de abuelos que le obsequiaron con atenciones y le inundaron los oídos con historias y anécdotas del pueblo, pero sin que en ningún momento se mencionara nada del vampiro de Borox. Algunos, respondiendo a las preguntas del investigador, negaron haber oído jamás semejante historia y otros se limitaron a decir que esa historia no podía ser cierta, a pesar de tener como vecina a una mujer que aseguraba haber escuchado esa leyenda. Desanimado, Jordi Ardanuy, abandonó el pueblo con el único testimonio de la anciana. No obstante, antes de que dejara definitivamente el pueblo, el secretario del Ayuntamiento, que había prometido ayudarle en sus indagaciones, se acercó hasta él diciéndole que había localizado a otro anciano que confirmaba la historia del vampiro; pero por desgracia, el testigo no se encontraba en condiciones de aportar mayores datos. De un modo u otro, Ardanuy demostró que la historia tenía visos de ser auténtica.
Dos personas, ambas de edad considerable, y las únicas que podían conocer la mórbida historia por tradición oral, avalaban su veracidad. Más tarde, investigó en las ultimas localidades de paso del cortejo fúnebre, sin encontrar datos relevantes. Se ha intentado recopilar más información acerca de este asunto, pero ha sido imposible ya que cuando estallo la Guerra Civil Española miles de documentos de la época desaparecieron.
Fuera como fuere, verdadera o no esta leyenda, Jordi Ardanuy Baró, consiguió demostrar que la leyenda no era simplemente un cuento y que tras ello se ocultaba un suceso terrible que real o imaginaria- obligó a la gente a especular sobre EL VAMPIRO DE BOROX .
Hay que agradecer a Jordi Ardanuy, Martín Fló y Valentin Ferran que investigaron todos estos hechos, permitiendonos conocer esta Leyenda. Una "leyenda urbana" que ha buen seguro fue basado en la obra de Bram Stroker - "Drácula" (1897). Es curioso que el toponimo BOROX puede derivar del vocablo arabe "BOROSSO", que significa "BARRO ROJO"(rojo como la sangre).
Yo creo que algo debio pasar para dar pie a esta historia.
Fuente: http://terracaching.es/ALAMOSTRAIL/borox.html