La verdad es que el VAR, con alguna excepción como la expulsión de Lenglet en el Camp Nou , o como el penalti señalado a favor del Athletic en el último minuto ante el Girona, funciona razonablemente bien. Y obviamos por razón de sentido común que en el Leganés Barça el primer gol pepinero es fuera de juego por 1 cm, pero es que eso no lo puede detectar nadie, y esos errores son inevitables.
Pero, amigo Sancho, con el Madrid hemos topado. Una cosa es que al Girona le señalen un penalti que no es, otra es que al Huesca le anulen un gol legal y otra es que el Real Madrid reclame un penalti y no se lo concedan.
Y con el no penalti hecho a Vinicius han rescatado a todas las terminales de la Caverna periodística, que ayer reclamaban que el árbitro del VAR debió, al menos, pedirle al colegiado de campo que lo mirara "por si acaso"(sic).
Una carrera de periodismo, en mi época era muy difícil, y como mínimo, incluso para los que la obtenían copiando, era imprescindible tener un mínimo de comprensión lectora.
Y con ese mínimo de comprensión lectora el periodista(los periodistas) de turno sabrían que no se trata de que las jugadas dudosas las mire "por si acaso", sino que el árbitro del VAR rectifique aquellas decisiones que sean "errores flagrantes", es decir, que a simple vista el árbitro de la cabina vea el error, no que necesite 10 minutos para comprobar si ha sido penalti y aun así teniendo dudas le pase "el muerto" al árbitro para que la revise.
Y el penalti a Vinicius no entra en ese criterio, ni hubiera entrado tampoco en el caso de que Munuera Montero hubiera visto penalti.
Anoche me tenía que reír escuchando a un famoso locutor deportivo diciendo que "puede que Rulli toque el balón, pero es porque lleva un guante muy gordo" lo cual rozaba lo surrealista.
Y han empezado una campaña para que no vuelva a repetirse un error asi, y cuando dicen así, se refieren a un error en contra de los suyos, un error que perjudique a los blancos.
Han puesto a Munuera en el ojo del huracán como un día pusieron a otro en una diana para que su actitud cambiara.
Ellos, como la reina del cuento de Alicia primero dictan sentencia, que ya otros se reunirán para ajustar el veredicto.